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Juan Neira

LARGO DE CAFE

ANATOMÍA DE LA LISTA

Cuando a la mañana leí en elcomerciodigital.com la candidatura autonómica socialista tuve la impresión de haberla visto en algún otro sitio y, tras un ligero desconcierto, repasé números atrasados y encontré los nombres en una crónica firmada por Andrés Suárez (“El PSOE encaja su lista autonómica”) el pasado domingo en EL COMERCIO. En la lista elaborada por Javier Fernández no hay ni una sola sorpresa, es una apuesta nítida por la continuidad. He aquí una diferencia más a contabilizar entre Zapatero y el líder socialista asturiano. El presidente del Gobierno escoge nombres extravagantes para formar el Ejecutivo, elevando a la categoría de objetivo estratégico pillar a la opinión pública con el pie cambiado; Javier Fernández, sin embargo, aunque maniobra con gran hermetismo acaba alineando a los titulares del equipo. Sobre el tapete había razones para mantener los mimbres del grupo parlamentario, pero también había datos que impulsaban a la renovación. En cualquier caso la opción ya está hecha y dentro de 105 días se verá el resultado.

Para analizar la candidatura es preciso partir de una premisa: las listas electorales no se confeccionan pensando en el electorado ni en el posterior trabajo parlamentario sino en la correlación de fuerzas interna. La notoriedad de los candidatos y su competencia parlamentaria constituyen, sin duda, criterios a valorar, pero el principal motivo para figurar en una lista es la jerarquía interna. Hay que tener en cuenta dos condicionantes: la procedencia municipal del aspirante a candidato y el papel que desempeña en su agrupación. Es muy distinto militar en Gijón a hacerlo en Yernes y Tameza. Una organización local fuerte es vivero de candidatos, mientras que una pequeña apenas reúne condiciones para promocionar al más brillante militante. Por todo ello, la formación de una candidatura electoral es el trabajo más delicado que hace el jefe de un partido a lo largo de la legislatura.

Aparato

En puestos destacados de la lista, con logro seguro de escaño, están los responsables de las agrupaciones de Gijón, Oviedo, Avilés, Mieres, Langreo y San Martín del Rey Aurelio. Las tres principales ciudades y los tres principales enclaves mineros. El armazón del partido. Dudo que estos candidatos sean muy relevantes para el elector de la circunscripción central asturiana y la mayoría de ellos no han hecho un trabajo parlamentario que justifique su inclusión, pero tienen el apoyo de sus organizaciones y este es el elemento clave. En el segundo puesto de la candidatura está María José Ramos, la dirigente del PSOE que tiene una biografía política más vinculada a Álvarez Areces: 24 años juntos en los gobiernos de Gijón y Asturias. María José Ramos tiene una proyección sobre el electorado y me gustaría añadir, a condición de que nadie se sienta agraviado, que en estos tiempos de zozobra y juzgados aporta un capital de honradez.

El número dos del PSOE, Jesús Gutiérrez, entra por primera vez en la candidatura autonómica. Salvo excepciones pasajeras, los responsables de organización socialistas tienen escaño en el Parlamento. Puede extrañar que no esté en un lugar más destacado, pero entre la necesidad de mantener una estructura “cremallera” (chico-chica-chico-chica) en los primeros puestos y el cuidado por no repetir en la cabecera de la candidatura la línea de mando de la FSA, ha quedado relegado al quinto puesto. Para estar como observador cualificado de todo lo que se teje en el grupo parlamentario, el ordinal de la candidatura no importa.

En Asturias, la absurda compartimentación en tres circunscripciones electorales hace que sea muy importante la designación de las cabeceras de lista en Occidente y Oriente. Fernando Lastra y Ana Rosa Migoya tienen la ventaja de ser muy conocidos y haber realizado un largo trabajo de campo. Recordemos, además, que se trata de elegir parlamentarios. Fernando Lastra es un lujo para el grupo socialista, cien codos por encima del resto de portavoces. En cuanto a Ana Rosa Migoya, atesora la experiencia acumulada como portavoz del Gobierno regional, que es una tarea compleja y difícil.

Desencanto

En la lista no está María Luisa Carcedo, destinada a ser número dos de un hipotético Gobierno de Javier Fernández. Y llegamos a la verdadera cuestión. Nunca lo tuvo más difícil el PSOE en nuestra región. El desempleo acaba de alcanzar registros máximos en España y Asturias. Al panorama adverso se suma el sumario abierto en el Juzgado de Instrucción número cuatro de Gijón, del que no puede salir nada positivo. ¿Debería haber optado Javier Fernández por una lista rupturista, con candidatos más conocidos por el electorado, aunque sin galones en el partido? No está en la tradición de la FSA actuar así.

El candidato socialista ha manifestado que “el adversario del PSOE es el desencanto y no la derecha”. Está en lo cierto. El problema estriba en que el desencanto está provocado por razones sólidas, y para retener el voto hay que ofrecer algo nuevo, distinto a lo anterior. Hay que cambiar de discurso, gesto, compañías y referencias. Bajo el paraguas de Zapatero es casi imposible abordar los comicios con un mínimo de solvencia. El tiempo apremia y Javier Fernández tiene que hacer algo que no entraba en su guión. A tres meses y medio de las elecciones, la iniciativa política no la tiene el Gobierno regional ni los partidos que lo sustentan. Solventadas las urgencias de la lista autonómica, toca decidir sobre lo importante.

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por JUAN NEIRA

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