En los debates parlamentarios entre Jaime Rabanal y Alejandra Cuétara sale muy bien parado el consejero de Economía, porque sus argumentos apenas quedan cuestionados tras las intervenciones de la diputada del PP. Organizar una discusión sobre las devoluciones del Principado al Gobierno central, por la cuantía excesiva de dinero adelantada por el Ministerio de Hacienda, carece de sentido. No alcanzo a entender qué puede sacar en limpio el partido de la oposición abriendo esa controversia. El Gobierno central entrega a todas las comunidades autónomas un anticipo a cuenta del dinero recaudado; cuando empezó la crisis económica, años 2008 y 2009, la previsión de ingresos superó con mucho a la realidad. En consecuencia, una vez hecha la liquidación de los dos ejercicios, todas las regiones deben devolver dinero a la Hacienda estatal. En conjunto, las 17 comunidades autónomas tienen una deuda de 25.000 millones de euros con Madrid. Tras la pertinente negociación, se ha acordado devolver el dinero en cinco años y sin intereses. No veo de qué se le puede pedir cuentas a Rabanal en este asunto.

Cuétara señaló que la devolución de 771 millones al Gobierno central compromete la gestión del próximo Gobierno asturiano. Sobre esta cuestión, lo mismo cabe decir de los gobiernos de Cataluña, Murcia, Andalucía o Valencia. En cualquier caso, no me parece que sea ningún desastre. Con un desempleo en España que supera el 20%, resultaría fantástico que los gobiernos salidos de las urnas de mayo encontrasen unas haciendas saneadas. Si miramos el mapa autonómico, nos encontramos con que Asturias está a la cola del endeudamiento. Ya le gustaría a otras regiones deber una cantidad tan baja a los intermediarios financieros. En ese contexto, hablar de que el próximo Gobierno estará maniatado por los “pufos” del actual no deja de ser un ejercicio de hipertrofia. Es mucho mayor el pufo que le deja el aforado Camps al candidato Camps. O la losa que recibió Artur Mas de Montilla.

Rabanal pidió rigor a la diputada del PP, y esta rechazó esa petición por venir del compañero de una persona que “no está aquí, sino en otras dependencias menos gratas”. Esa alusión a Riopedre para discutir sobre equilibrio presupuestario es la mejor demostración de que Alejandra Cuétara dio por perdido el debate. El mandato estuvo lleno de duelos parlamentarios como este.