El mitin de Álvarez-Cascos y la doctora Moriyón, en Gijón, fue el primer acto de masas de Foro Asturias después de la celebración del congreso constituyente del partido. Tres mil personas se apiñaron en el Pabellón Ceares-Coto para escuchar a los líderes de Foro. Los partidos que no tienen representación parlamentaria tienen las mismas dificultades para utilizar teatros o palacios de deportes que para colgar carteles en las farolas, pero cuando un partido ha generado verdadera expectación la gente supera todos los obstáculos. Había interés por conocer la intervención de Carmen Moriyón. La candidata a la Alcaldía de Gijón orientó su discurso hacia la necesidad del cambio en el Ayuntamiento, ofreciendo trabajo y transparencia. Carmen Moriyón no cayó en el defecto de fabricarse un personaje, y tuvo la osadía de reconocer sus limitaciones, en un país donde asesores, peluqueros, sociólogos, maquilladores, psicólogos y fotógrafos inventan cada día la fisonomía, la inteligencia y la cultura de los candidatos/as a ayuntamientos y parlamentos. Me recordó a los políticos amateur de la transición: personas normales aspirando a representar a ciudadanos normales.
Álvarez-Cascos afirmó que en la clase política asturiana no cabe distinguir entre gobierno y oposición, porque por encima de cualquier diferencia los partidos del “establishment” están unidos por la argamasa de los intereses. Las divergencias ideológicas serían una mera fachada que oculta el acuerdo de fondo por mantener el statu quo. Cascos volvió a aludir al acuerdo de los dos grandes partidos para repartirse el poder territorial.
Para hacer un análisis político no es preciso conocer la actividad de los cenáculos. Basta atenerse a los hechos para comprender que el PP asturiano entiende la oposición como mero complemento del poder socialista. Nunca ha hecho nada por desplazar a la izquierda. El malestar del electorado del centro-derecha con el PP de Ovidio Sánchez es muy anterior a que Cascos decidiese volver a la política. El PP bloqueó la reforma del Estatuto de Autonomía sin dar explicaciones, se mostró ajeno a los acuerdos sociales y consensuó el calendario de la Junta: pleno protocolario el Día de Asturias; reanudación de las sesiones a mediados de octubre, sin perder de vista las vacaciones de Navidad que llegan hasta San Blas ¿Trabajar? Ni por el forro.