Todo está preparado para que hoy salga Álvarez-Cascos elegido presidente de Asturias en la Junta General del Principado. Con la abstención de tres grupos (PSOE, PP e IU) y el apoyo de Foro Asturias, el político gijonés obtendrá la aprobación de la Cámara. Primero dependía de los electores, luego de los diputados, pero a partir del plácet parlamentario tendrá las manos libres para formar Gobierno y empezar a hacer cosas. El primer cometido debe ser fortalecer la acción del Gobierno, fijando objetivos y suscitando los apoyos y medios necesarios para llevarlos a cabo. En una entrevista en Canal 10, realizada a los tres días de ganar las elecciones, señaló el pacto social como una tarea a abordar en las primeras semanas del mandato.
El pacto con empresarios y sindicatos tiene varias virtualidades. La primera de todas consiste en ser una iniciativa de gran calado en pos de la reactivación económica y la creación de empleo. Si algo demandan los ciudadanos de las instituciones políticas es que pongan todo su esfuerzo en la lucha contra el desempleo y la mejora de la actividad económica, así que el pacto con los agentes sociales será bien recibido por la gente, porque transmite un mensaje de unidad y confianza en torno a un plan de actuaciones. A lo largo del último año, los agentes sociales han vivido serios desencuentros a escala nacional, en la reforma laboral, en la negociación sobre los convenios colectivos y en la reforma de las pensiones. En este contexto, sería oportuno que desde Asturias se emitiera una señal en la buena dirección.
El pacto social también produce beneficios políticos, porque marca una serie de compromisos relacionados con el gasto público que deben pasar por el Parlamento. A los partidos de la oposición les será muy difícil rechazar propuestas que vengan avaladas por los agentes sociales. La experiencia indica que las mismas medidas si proceden de una iniciativa unilateral del Gobierno encuentran mayores obstáculos en el Parlamento. Es evidente que el pacto social no puede ser un calco de anteriores acuerdos, porque las circunstancias han cambiado y se necesita un mayor compromiso de los agentes sociales, pero la idea de un gran acuerdo económico y social es positiva. Además, algunas fricciones surgidas en días pasados entre empresarios y sindicatos quedarían superadas con un gran acuerdo regional.