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Juan Neira

LARGO DE CAFE

LA FUERZA DEL PRAGMATISMO

En la entrevista con Álvarez-Cascos que se publica en este número de EL COMERCIO, el presidente asturiano se reafirma en todas las argumentaciones, propuestas y críticas realizadas durante la campaña electoral, el debate de investidura y el resto de intervenciones públicas protagonizadas durante los últimos meses. A la hora de destacar algunas de ellas cabe agruparlas en tres bloques.

Naval

Cascos considera que la industria es clave para la economía asturiana y señala que el sector naval tuvo mucha importancia en la recuperación alemana. El carbón, en opinión del presidente asturiano, es un «input» irremplazable dentro del mix energético español, máxime después del desastre de Fukushima y el replanteamiento sobre la energía nuclear. Cascos encara el pacto social, con la recuperación del empleo como principal objetivo. Se trata de reflexiones típicas de un líder político de la izquierda, que coincide en su ideario con las aspiraciones de los sindicalistas de la mina y el naval. Durante decenios, los principales dirigentes asturianos del PSOE hicieron idénticas reflexiones. Puestos a matizar, diría que la reivindicación de la industria naval, como elemento de futuro, va incluso más allá de los discursos actuales de la izquierda socialdemócrata. Hace mucho tiempo que en Asturias nadie culpaba a Pymar de la ruina del sector naval, como llega a hacer Cascos.

Madrid

En Infraestructuras, el presidente del Principado recuerda la deuda que tiene el Estado con Asturias y advierte que su Gobierno no guardará un silencio cómplice. Sobre las elecciones generales, Cascos expresa su deseo de que «Asturias tenga voz propia» en las Cortes Generales y se termine con la actual marginación. Dos proclamas propias de un líder regionalista que habla en términos territoriales y da mucha importancia al papel que jueguen sus diputados en Madrid. En este punto, la diferencia con PSOE y PP es nítida. En los dos grandes partidos, la batalla de las elecciones generales se vive como aportación de los votos asturianos a la formación de un gobierno socialista o popular en Madrid, sin utilizar, posteriormente, los escaños para alcanzar objetivos regionales. Nunca los diputados del PSOE o del PP osaron presionar al Gobierno de España para obtener beneficios regionales, excepto cuando están en la oposición, que lo hacen como parte de una estrategia nacional de acoso al Gobierno. El mejor ejemplo de ello lo tenemos en las infraestructuras de transporte que llevan desde mayo de 2010 prácticamente paralizadas. Pese a la sensibilidad que hay en Asturias con autovías y trenes de alta velocidad, y aún sabiendas del papel clave que podían jugar ante los comicios autonómicos, los diputados socialistas en Madrid no dijeron ni una palabra. Disciplina de partido pura y dura.

Derechas

En la entrevista, Cascos se muestra dispuesto a suprimir las empresas autonómicas que resulten inútiles para mejorar la calidad del servicio público. Una declaración propia de un político clásico de derechas. Los dirigentes del PP, obsesionados como estaban con el sueldo de Marroquín (confundiendo anécdota con categoría), no fueron capaces de presentar una política clara sobre el sector público regional.

El discurso de Cascos y su estrategia política es muy incómodo para la oposición, porque tiene elementos de la izquierda, la derecha y el regionalismo. Algo parecido ocurre en Madrid con Rosa Díez, que coge aspectos del socialismo en el que militó durante decenios y de la derecha que su inteligencia sabe valorar. Puede verse como una posición oportunista, pero yo creo que la oportunidad está al alcance de cualquiera que sepa actuar con pragmatismo y no esté atado a oxidadas concepciones ideológicas que sólo se mantienen en pie por la inercia y el sectarismo de sus dirigentes.

Hace algunos días, un dirigente de la izquierda me decía que el rival a batir es Foro Asturias. Cifraba su esperanza en que el actual Gobierno del Principado se cociera en el fuego lento de su minoría parlamentaria, y después de esta legislatura «se volviera al bipartidismo». Me llamó mucho la atención su deseo: volver al bipartidismo, como el retorno al paraíso. Más incómodo que los 16 escaños de Foro Asturias es el discurso de Cascos que penetra en todos los sectores. Por eso la precipitación de encasillarlo en algo muy reducido, como prototipo de la extrema derecha. Ahora ya tienen la prueba que necesitaban: la foto con Morala en la Presidencia del Principado.

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por JUAN NEIRA

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