Jesús Iglesias asegura que Álvarez-Cascos se comporta como si tuviese mayoría absoluta. El coordinador general de IU no da crédito a las ofertas de diálogo realizadas por el presidente del Principado.
Contar con mayoría absoluta de la Cámara es la forma más cómoda y holgada de gobernar. Pero no es la única. Felipe González no tuvo mayoría absoluta en su última legislatura (1993-1996) ni el PP de Aznar gozó de mayoría absoluta en su primer mandato (1996-2000). Zapatero lleva siete años gobernando con el respaldo del grupo socialista, que es un grupo en minoría ante el pleno del Congreso de los Diputados. En conclusión: se puede gobernar sin tener mayoría absoluta. Es más, la elección del modelo electoral español, de carácter proporcional, supone una decantación por mapas electorales sin partido hegemónico. Recientemente, el debate surgido a partir de las reivindicaciones del movimiento 15-M, exigiendo dar más voz a los minoritarios, es una apuesta por parlamentos fragmentados, regidos por alianzas. Y esa es la cuestión: se puede gobernar en minoría, pero con la condición de llegar a acuerdos con los partidos de oposición. Esa fue la opción seguida por González, Aznar y Zapatero, cuando no gozaron de mayoría suficiente para gobernar solos.
Se puede hacer alianzas al principio de la legislatura o en determinados momentos de la misma, como cuando toca aprobar la Ley de los Presupuestos. Zapatero lleva dos legislaturas acogiéndose al formato de la “geometría variable”, un método que consiste en establecer vínculos para cada cuestión concreta, cambiando de socios según la materia a pactar. IU, ERC, CiU, PNV y Coalición Canaria permitieron al actual presidente de Gobierno llevar iniciativas muy distintas, que van desde el “Estatut” hasta las leyes de presupuestos, pasando por la reforma laboral y el recorte de sueldos a los funcionarios. Tanto se hagan alianzas al empezar el mandato o se alcancen acuerdos durante el mismo, la clave está en la disposición a pactar. Ese ánimo lo tiene que tener el Gobierno, pero no sólo. Con una oposición cerrada a cualquier propuesta no es posible gobernar sin mayoría absoluta. Sobre eso tienen que recapacitar los cuatro grupos políticos de la Junta. Si se paralizan todas las iniciativas del Gobierno caben dos caminos: una mayoría alternativa o elecciones anticipadas.