Conocida la fecha de las elecciones, Rajoy quiere hacer de la economía y el paro el centro de la campaña electoral. El líder del PP dejará en segundo plano otros asuntos como el terrorismo, o el ‘caso Faisán’ que revolotea en torno a su principal rival, Alfredo Pérez Rubalcaba. ¿Es acertada esta elección?
El gran favorito en las encuestas es el PP. Después de las elecciones autonómicas Rajoy se ha convertido en presidente ‘in pectore’. Desde esa condición, la actitud de Rajoy debe ser forzosamente conservadora, recordando el fracaso de la política socialista en todo lo tocante a la crisis económica y dejando que pase el tiempo sin sobresaltos hasta el día de la apertura de las urnas. Todos los análisis anuncian que en el segundo semestre del año el crecimiento de la economía española se ralentizará aún más. El paro seguirá en los mismos porcentajes que en los meses pasados, así que volcar la atención sobre estos asuntos es una inversión electoral segura. La gente desconfía de los políticos, pero en momentos de tribulación el público se autoengaña creyendo que las tendencias económicas pueden variar con otro inquilino en el Palacio de la Moncloa. Rubalcaba puede ensayar un discurso económico con nuevos enfoques, pero su credibilidad en esta materia es parecida a la de Zapatero. El candidato socialista tratará de girar a la izquierda, pero el votante ya está cansado de bandazos.
Poner la atención sobre el ‘caso Faisán’ es apostar por una diputa electoral bronca, dejando a lo socialistas en la necesidad de rebuscar en el ‘caso Gürtel’ y en otros asuntos de corrupción. Las campañas tensas interesan a los candidatos derrotados por las encuestas, no a los que van de ganadores en los sondeos. Hablar de terrorismo sería un grave error, porque con Rubalcaba de ministro de Interior ETA estuvo en su situación más débil. Rajoy fue titular de ese ministerio y el candidato socialista sale ganando en la comparación. Es probable que en las próximas semanas la organización terrorista dé a conocer un nuevo comunicado en el que anuncie su desaparición o algo parecido. Esa es la mayor baza que tiene Rubalcaba de cara a los comicios. Por ello nada mejor que ir a lo seguro, hablando del paro, la prima de riesgo y las debilidades de las cajas, aunque esos problemas no sean susceptibles de terapia electoral.