El discurso oficial del relax y la frivolidad colgado en la percha del mes de agosto se compagina mal con la tormenta financiera que vapulea a España en la época del éxodo vacacional y los viajes de placer. Hace unas semanas, la prima de riesgo de nuestro país superaba los 300 puntos y ahora ya ha roto el techo de los 400. Cuando Grecia, Irlanda y Portugal atravesaban una situación semejante,la UEya había decidido intervenir en esos países. La escalada de la prima de riesgo española va a acompañada del ascenso del diferencial italiano, que se colocó 384 puntos por encima del bono alemán. La caída de España e Italia supondría la desaparición del euro y un golpe definitivo parala Europacomunitaria. Ante tamaña emergencia, todo el mundo dice que la solución es la compra masiva de bonos españoles e italianos por parte del BCE. El Banco Central ya invirtió 77.000 millones de euros en bonos griegos, irlandeses y portugueses, pero a Merkel no le gusta esa medida y sólo la tolera de forma excepcional y en cantidades limitadas. Repito: la gente en la playa y los cimientos financieros de nuestras economías en riesgo máximo.
Mariano Rajoy asoció siempre la zozobra de España en los mercados con la permanencia de Zapatero en el Gobierno. A los cuatro días de anunciar el presidente la convocatoria de elecciones generales anticipadas, el bono español necesita elevar su remuneración por encima de los 400 puntos para tener compradores. Si fuese tan fácil calmar a los mercados, a Zapatero le hubieran hecho dimitir hace tiempo. La entrada de un nuevo Gobierno es importante, pero no por la mudanza de rostros, sino por la ventana que abre a un cambio de política. La clave está en las medidas a tomar. Una reforma rápida de las cajas de ahorro, la adopción de una reforma laboral que genere empleo y, sobre todo, el freno al gasto autonómico daría estabilidad a las finanzas. Zapatero lo intentó tarde y mal, y las páginas de economía acaparan la actualidad estival.
El PP dice que las elecciones deberían tener lugar en octubre, un mes antes de la fecha anunciada por Zapatero. Aún así, seguiría habiendo incertidumbres. La especulación sobre la solidez de nuestra economía tiene que ver con los bandazos de Zapatero y con un discurso opositor que no resuelve dudas. Que Rajoy diga a estas alturas que no va a recortar el gasto social no da sosiego a nuestros acreedores.