Ramón del Riego desglosó la cifra de 211 millones de euros que dio a conocer Álvarez-Cascos en concepto de facturas sin contabilizar por el Gobierno de la izquierda (PSOE e IU). El consejero de Hacienda y Sector Público aclaró que 186 millones corresponden a Sanidad y 24 millones y medio a otras consejerías. Del Riego aseguró que el anterior Ejecutivo de coalición no gestionó con austeridad y que tiró de endeudamiento para financiar el gasto público. Por su parte, Fernando Lastra señaló que la discusión sobre el llamado «gasto desplazado» es una cortina de humo de Cascos para tapar la parálisis del Principado; el portavoz socialista recordó que Rabanal ya había dicho en marzo que la Sanidad tenía un déficit de 163 millones.
La discusión sobre las facturas metidas en el cajón por el anterior Gobierno también se produce en otras comunidades autónomas. Con unos u otros partidos, el guión de la polémica es el mismo: la vía que siguieron los gobiernos para poder mantener un cierto equilibrio en las cuentas públicas consistió en no contabilizar los pagos a los proveedores. Como deuda sólo se reconocía la que se suscribía con los intermediarios financieros. En casi todas las comunidades autónomas hay deuda oculta, así que no se entiende la resistencia a llamar a las cosas por su nombre. Tal como declara Del Riego, es evidente que los futuros planes de inversión y gasto quedarán afectados por los 211 millones de deudas con proveedores que tendrán que aflorar.
La principal crítica de la oposición en los primeros días de agosto consiste en decir que el Gobierno no gobierna. Prepararse para elecciones generales es no gobernar y hablar de deuda oculta es otra forma de marear la perdiz o de eludir la obligación de gobernar. Me parece obligatorio contar con un balance de situación para poder tomar decisiones en cualquier materia. Dentro de unos días se pedirá que el Principado empiece elaborar el borrador del presupuesto de 2012, y ya me dirán cómo se pueden planificar gastos sin saber bien qué obligaciones hay con todo tipo de acreedores. Estas cosas y otras muchas deberían quedar claras en los traspasos de poderes, pero está visto que eso está reservado para el mundo anglosajón. Aquí y ahora, en la España autonómica, lo que se lleva es decir ahí te dejo esto, sin más especificaciones, y si te quejas al abrir el cajón eres un desleal.