Ramón del Riego ha dado a conocer que el Principado ha superado el techo de deuda pública admitido por el Gobierno central, al alcanzar el 2,7% de deuda sobre PIB, cuando el límite está situado en el 2,4%. Según el consejero de Hacienda y Sector Público, el Gobierno de coalición de la izquierda fue advertido por las autoridades estatales el pasado 11 de mayo. Es evidente que se ocultó este dato dada la cercanía de las elecciones autonómicas. Rebasar el nivel de deuda pactado tiene consecuencias negativas, porque se pierde la financiación del Estado para determinados objetivos. De momento, hay tres proyectos que no se podrán desarrollar.
Es la segunda vez que el Gobierno de Foro Asturias revela datos ocultos de la herencia recibida. En la inauguración de la Feria de Muestras, Álvarez-Cascos manifestó que el Gobierno de coalición de la izquierda había dejado 211 millones de euros en facturas sin contabilizar, que deberían aparecer en el presupuesto. Para entendernos, la deuda oficial, cifrada en más de 1.600 millones de euros con los intermediarios financieros, debería ser ampliada en otros 211 millones en compromisos de pago con los proveedores. La mayor parte de la deuda correspondería a aplazamientos de pago en Sanidad. Ahora, el consejero de Hacienda comunica que Asturias rebaso los límites de endeudamiento, habiendo utilizado para ello el subterfugio de excluir de la deuda del Principado la contraída por la Junta de Saneamiento. Como en las cuentas públicas es obligatorio presentar el endeudamiento consolidado de todo el sector público (Administración general, más organismos autónomos y sociedades públicas), el Ministerio de Economía advirtió al Principado de la anomalía.
Estamos ante una novedad en nuestra región porque se ha producido cambio de partido en el Gobierno. Si de las urnas hubiera salido la opción continuista, estos datos quedarían velados. El gran mecanismo de transparencia de la democracia es la alternancia de los partidos en la gestión de la Administración. En todas las naciones, desde Japón hasta México, y en todas las regiones, desde Andalucía hasta Asturias, cuando un partido está mucho tiempo en el poder se crean pautas de comportamiento viciadas. Se ganaría mucho tiempo para la tarea de gobernar si en la protocolaria transmisión de poderes se contaran estas cosas.