La Consejería de Hacienda ha hecho sus cálculos y espera contar con menos ingresos tributarios de los que estaban previstos en el presupuesto de 2011. El Principado estima que tendrá 279 millones de euros menos de lo estimado por el Gobierno de coalición de la izquierda. Una desviación cercana al 12%. Se recaudará más por impuestos directos (IRPF), pero los impuestos indirectos (IVA, alcohol, tabaco, combustibles), las tasas y los precios públicos aportarán menos a las arcas del Principado.
Este frío dato técnico justifica el ajuste presupuestario acordado en el Consejo de Gobierno extraordinario celebrado el pasado lunes. Si las cuentas regionales fueran más sólidas, la pérdida de ingresos se compensaría recurriendo a más deuda pública. En las circunstancias actuales, esa vía no es recomendable, porque tenemos 1.950 millones de deuda pública. Es mucho más sensato reducir gastos que incrementar el crédito.
En los últimos años, la presión de IU dentro del Gobierno de Álvarez Areces hacía que el Principado llevara a la Cámara autonómica unas cuentas regionales más cuantiosas del anteproyecto inicial presentado por Jaime Rabanal en el seno del Gobierno. La obsesión infantil por contar con unos presupuestos de más de 4.000 millones de euros, en los que destacaban las generosas partidas reservadas para las dos consejerías de IU, llevaba a presentar unas cuentas irreales. No era previsible que se recaudaran 2.384 millones de euros –volumen total de los ingresos tributarios aprobados en los presupuestos de 2011-, pero hacía falta “pintar” esas cifras para financiar unas partidas de gasto con gran contenido social. Cuestión de imagen. En Asturias, el debate sobre el presupuesto siempre se hizo sobre el gasto, dejando a un lado los ingresos, como si fuesen una cuestión menor. Si se recaudaba menos se tiraba del recurso de la deuda. La idea básica consistía en aprobar unos presupuestos inflados, para demostrar que todo iba bien y que el Principado era la locomotora de la economía regional, con un importante capítulo de inversión productiva y otro tanto para las áreas de contenido social (Sanidad, Educación y Servicios Sociales). Ese plan se quebró en el año 2009 cuando entramos en recesión. Era un buen momento para hacer el ajuste, pero se retrasó dos años y ahora con otro partido en el poder toca purgar el presupuesto.