El Gobierno ha aprobado el Salario Joven con una cobertura de 11 millones de euros. Una iniciativa destinada para personas de menos de 30 años sin experiencia laboral. El Salario Joven está pensado tanto para trabajadores con cualificación profesional, como para los que carecen de ella y se estrenan en el mundo laboral con un contrato de formación. Los trabajadores incluidos en este programa disfrutarán de un contrato de un año de duración, al que podrán acceder unos 3.000 jóvenes.
El Salario Joven fue la propuesta estrella de Foro Asturias en la pasada campaña electoral. El resto de partidos políticos y las centrales sindicales trataron de devaluar la iniciativa diciendo que no estábamos en presencia de una idea nueva, porque ya está contenida en el actual pacto de concertación social (Aceba). No tiene mucho sentido entrar a discutir si el Salario Joven está dentro del Aceba o si lo que hay en el pacto social es una propuesta semejante, porque lo único cierto es que hasta que Foro Asturias lo puso sobre la mesa pasó desapercibido para trabajadores y empresarios. Ninguna iniciativa económica o laboral se abre paso si no está acompañada de un fuerte compromiso político, y en el Aceba el único compromiso se establece con los programas de gasto del Gobierno y con los fondos destinados directamente o indirectamente para los agentes sociales. Los sindicatos y la Fade nunca alzaron la voz para que se desarrollara el Salario Joven, bien sea porque nunca se habló del mismo en la negociación o porque quedó olvidado en la farragosa prosa del acuerdo.
El Salario Joven no es la panacea. La superación del terrible problema del desempleo llegará el día que los empresarios, sin necesidad de subvenciones, vean ventajoso contratar a jóvenes y menos jóvenes, para vender en buenas condiciones económicas los bienes que producen o los servicios que gestionan. Pero mientras llega ese momento, el Principado no puede quedar cruzado de brazos observando las estadísticas del paro. El Salario Joven es un remedio de urgencia, que puede mitigar el sufrimiento de 3.000 personas que no saben lo que es la suerte de trabajar. Habrá que seguir la evolución del mismo, porque si se abre un hueco en el mercado de trabajo puede ser una buena idea para que los sindicatos lo propongan incluir en el próximo pacto social. Y dirán que fue cosa de ellos.