Las recomendaciones del arzobispo de Oviedo a los católicos ante las elecciones han sentado muy mal a los dirigentes de los partidos de izquierda. Álvarez Areces considera que la carta pastoral es una intromisión en la campaña electoral. Llamazares cree que Sanz Montes habla movido por el dinero que la Iglesia recibe del Estado, una partida de dinero que está en función del grupo que gobierne, según el candidato de IU. Frente a esas opiniones, Mercedes Fernández, cabeza de lista del PP, asegura que Sanz Montes tiene todo el derecho del mundo a opinar porque estamos en un país libre.
En cuanto un prelado expresa en voz alta las tesis de la Conferencia Episcopal choca con el PSOE e IU. Sanz Montes habló de la defensa de la vida, ajustando ese derecho general a situaciones concretas: la defensa del no nacido, del anciano o del enfermo terminal, así como de los que sufren por falta de libertad y trabajo. Este discurso lo desarrolló muchas veces el órgano colegiado de los obispos, llevando esos planteamientos a la calle en la primera legislatura de Zapatero, cuando se pasó de un sistema de interrupción del embarazo basado en causas tasadas a otro sistema regulado por plazos. Las posturas de obispos y políticos de izquierda son conocidas y han sido muchas veces analizadas.
En esta ocasión, la carta pastoral de Sanz Montes se interna en otro terreno que tienen grandes resonancias bíblicas: la verdad. El arzobispo de Oviedo dijo que “algunos han engañado demasiado durante los últimos años con enormes consecuencias para las personas y para el país, que estamos ahora lamentando. Aunque la crisis se deba a razones complejas, la gestión de la crisis no puede hacerse desde la mentira, desde el engaño por atrincherarse en el poder a toda costa”. El argumento de Sanz Montes descalifica a los gobernantes, no por falta de éxito en la gestión de la coyuntura económica, sino por ocultar la llegada de la crisis y extender falsas ilusiones (los brotes verdes) con tal de retener el poder. A la denuncia de la mentira los dirigentes de la izquierda no contestaron. No están acostumbrados a que el arzobispo haga ese tipo de críticas. Hace una década, la Iglesia asturiana publicaba documentos sociológicos antes de las elecciones que deslegitimaban el voto a cualquier partido que no fuera de izquierdas. Con Montes llegó el cambio y se acabaron los complejos.