El consejero de Hacienda ha informado que la ejecución presupuestaria del presente año tiene un desfase de 619 millones de euros sobre las previsiones iniciales. Pese al recorte en el gasto de 156,8 millones realizado hace un par de meses, la diferencia entre los ingresos reales y los gastos comprometidos se ha multiplicado por cuatro. Debido a ello, Ramón del Riego anuncia que el Gobierno regional procederá a un nuevo ajuste, aunque será muy difícil cumplir con el compromiso de no tener un déficit público superior al 1,30% sobre el PIB.
La desviación presupuestaria se debe a que el anterior Gobierno hizo una previsión optimista sobre la recaudación tributaria e incurrió en un volumen de gasto que supera en 359 millones a la cantidad que consta en las cuentas regionales aprobadas en el Parlamento. La mayor parte del exceso de gasto -317 millones de euros- procede de la Consejería de Sanidad. El día 6 del presente mes, José María Navia-Osorio adelantó en una entrevista a EL COMERCIO que la Sanidad asturiana terminaría el año con una deuda que oscilaría entre los 310 y 317 millones, proveniente casi toda ella (262 millones) de anteriores ejercicios. En los tiempos de bonanza se acumulaba alegremente deuda porque los ingresos fiscales subían y era fácil amortizarla, y cuando llegó la crisis, los ingresos descendieron y la deuda aumentó porque se habían aprobado gastos sin una cobertura financiera creíble. 250 millones menos de ingresos y 359 millones de exceso de gasto complican extraordinariamente la ejecución del presupuesto. La presión de IU sobre el PSOE dio lugar a presupuestos fantasiosos.
La vía del endeudamiento progresivo choca con los planes del Gobierno central y los compromisos europeos, así que habrá que actuar sobre el gasto. Como sólo quedan treinta y seis días para que acabe el año, supongo que los gastos no realizados que se pueden cancelar constituirán una pequeña cuantía. El resto ya están hechos o son intocables, como las nóminas de los funcionarios. En definitiva, habrá proveedores que sostendrán el equilibrio presupuestario regional aplazando el cobro de sus deudas. No es un método serio, pero lo más llamativo es que la sociedad no estuviera informada de estas prácticas que se llevaban haciendo año tras año. Nuestro cacareado Estado del Bienestar se sostiene sobre bases ficticias.