El debate político asturiano es pura retórica, porque el discurso no casa con la realidad. Sin ningún elemento de apoyatura racional se ha producido un cruce de declaraciones sobre la conveniencia de celebrar elecciones anticipadas. Javier Fernández abrió la polémica diciendo que si el Principado no encuentra socio para gobernar debería dar por finalizada la legislatura. Álvarez-Cascos consideró interesante la propuesta del líder de la FSA, y Ovidio Sánchez pidió la palabra para decir que Cascos tiene que aclarar si puede gobernar y en caso contrario debe buscar otra salida. Agotado el primer turno de intervenciones, Javier Fernández inicia la segunda vuelta de tan trascendental controversia, aclarando que no se puede gobernar en minoría indefinidamente; para ilustrar su razonamiento recordó que los socialistas en el pasado tuvieron que ceder ante IU.
Déjense de palabrería, señores. El Gobierno regional está ultimando un proyecto presupuestario sobre el que tendrán que posicionarse los grupos políticos en la Cámara. Hoy tendrá lugar una votación esperpéntica en el Parlamento asturiano, con la oposición declarando avalista al Gobierno de la RTPA ante los acreedores del ente. Después de este episodio, lo único que hay delante es el debate presupuestario. Antes de conocer las cifras, la oposición lanza el espantajo de la convocatoria electoral para tensar el ambiente. No debe haber mucho interés en escuchar argumentos y en estudiar las cuentas, cuando implícitamente se rechaza un proyecto de presupuestos que no conocen y se da por amortizada la legislatura. La izquierda puede jugar esa baza, pero el PP lo tiene mucho más difícil. La obstrucción por la obstrucción tiene un recorrido muy corto, sobre todo si el Gobierno regional sigue la táctica adecuada. La próxima semana llegará el primer avance con Álvarez Sostres apoyando la investidura de Rajoy y el PP amagando con el voto negativo a las cuentas de Cascos.
En medio del apasionante debate, Ovidio Sánchez tuvo tiempo para dejar los palos de golf y lanzar una sentencia lapidaria: “está trascendiendo a la opinión pública que Cascos no trabaja”. Bien lo sabe Ovidio, que tras doce años de intensa labor en la Junta, compaginados con estresantes sesiones en Senado, acude raudo al Congreso a blindar a Rajoy de la crisis económica y las tretas de Amaiur.