El juez José Castro ha citado a declarar a Iñaki Undargarin como imputado, por supuestas prácticas delictivas relacionadas con el Instituto Nóos. El juez quiere saber el destino final de los seis millones de euros recibidos por Nóos de las comunidades autónomas de Valencia y Baleares. De la investigación realizada se deduce que parte del dinero entregado al Instituto se desvió luego a cuentas personales del Duque de Palma y su socio, Diego Torres. La hipótesis con que trabaja el juez es que los dos socios crearon un entramado para hacerse con parte de los fondos recibidos por Nóos de más de cien clientes, entre instituciones públicas y privadas, hasta sumar un total de 16 millones de euros.
El último trimestre del año en España ha sido el del ‘caso Undargarín’. Ni las elecciones generales han logrado desviar el interés de la opinión pública por la instrucción del sumario. Los presuntos delitos no son, por desgracia, nada nuevo en la historia reciente de nuestra democracia. La cuantía del dinero que captaba el Instituto Nóos, por actividades reales o ficticias, tampoco es una suma espectacular. El sumario se convierte en foco prioritario de atención porque aparece involucrado el yerno del Rey. Iñaki Undargarin, como ex deportista de elite, proveniente de una familia relacionada con las finanzas, y entregado a los negocios, no atraería ninguna atención porque su caso es uno más entre otros muchos. La singularidad estriba en la relación familiar con el Jefe del Estado. Por lo tanto, más allá de la peripecia judicial se trata de un asunto político, y como tal debe ser analizado.
El Rey ha dado una respuesta rápida en varias direcciones. La primera fue citar a su yerno y aclararle que ante la Justicia es un ciudadano más, sin ningún tipo de privilegio. Luego estuvieron las referencias al Príncipe de Asturias, apariciones conjuntas y mención especial en su discurso de Nochebuena. Y por último, dar a conocer toda la información sobre los ingresos y asignaciones de la Casa del Rey. La larga ovación tributada por los parlamentarios de los dos grandes partidos nacionales al Jefe del Estado, en el ceremonial de apertura de la legislatura, sirvió para reforzar la respuesta dada por el Rey ante el ‘caso Undargarin’. Un juicio impecable y justo es lo que hace falta para visualizar que la monarquía está al abrigo de las cuitas de yernos.