La candidatura socialista a la Junta General del Principado ha conocido un cambio profundo. Si hubieran transcurrido cuatro años sería más fácil entender la mudanza de nombres, pero dado que sólo transcurrieron ocho meses de los anteriores comicios el baile de altas y bajas es sorprendente. Hay dos razones clásicas para optar por otros candidatos: el cambio de líder o el fracaso electoral. Como Javier Fernández se mantiene al frente de la lista, la renovación de nombres es la consecuencia del desastre en las urnas.
Sobre este asunto hay que añadir que Álvarez-Cascos criticó con dureza el apoltronamiento de los políticos del PSOE y del PP, así que la llegada de nuevas caras rompe con el estereotipo del político con plaza fija en las instituciones. Desde otras coordenadas ideológicas, realizó la misma crítica el movimiento del 15-M, una corriente político-social a la que es muy sensible la militancia socialista.
Congreso
Aunque la decisión de cambiar de alineación venga motivada por la derrota electoral, un trueque de nombres tan amplio no se puede observar sin tener en cuenta el próximo congreso del partido. La cita del 25-M y el congreso de primavera de la FSA son dos acontecimientos relacionados. Cualquier modificación en la lista hay que verla también en clave congresual. No se puede llevar a cabo una reforma tan profunda de la candidatura en contra de los aparatos de las principales agrupaciones. Dicho de otra manera: la revisión de la lista estaba condicionada a que el secretario general mantuviese el apoyo interno de los principales líderes locales. Por eso el descarte empezó por las cuencas mineras. Si Balbino Dosantos o Benigno Enríquez aceptaban abandonar el Parlamento, el resto de sustituciones serían más sencillas.
Las elecciones van por delante en el calendario y el congreso de la FSA se convocará a continuación. El resultado de los comicios condicionará completamente el desarrollo del congreso y la elección de la nueva dirección. Si Javier Fernández se dirige a los delegados de la FSA como presidente del Principado, el congreso será una balsa de aceite e imperará la continuidad. Si Javier Fernández no es presidente, en el congreso habrá un cambio tan profundo como ahora en la candidatura. En las urnas, la cúpula de la FSA se juega gobierno y partido.
Chacón
Fijados o pactados los límites del cambio de candidatura con los aparatos locales del partido, Javier Fernández consideró que había llegado el momento de ajustar cuentas con el ‘arecismo’. Los últimos doce años del socialismo asturiano se pueden resumir en el tándem, Fernández-Areces, partido y gobierno, máxima estabilidad en la organización y hegemonía en las instituciones autonómicas. Los dos líderes supieron estar en su sitio, manteniendo un delicado equilibrio entre tensión y colaboración. La convivencia nunca fue fácil pero mantuvieron las discrepancias de puertas adentro.
En el año 2000 se enfrentaron en el 28 congreso de la FSA y ganó Javier Fernández que era consejero de Industria en el Gobierno de Areces. Es muy instructivo recordar que el candidato para secretario general de Areces era Álvaro Álvarez, ahora defenestrado, y que los renovadores de Areces, en el colmo de su ingenuidad, creían que contaban con el apoyo de Zapatero y Blanco. Doce años más tarde, la alineación de Areces con Chacón sirvió para que le hicieran pagar las facturas atrasadas.
Desde que Álvarez Areces perdió el control de la agrupación de Gijón, cuando chocó con el Ayuntamiento de Paz Fernández Felgueroso por las ofertas del casino, la única agrupación importante bajo su influencia es Avilés. En la lista autonómica, la representación avilesina corresponde a Judit Flórez, una colaboradora de Antonio Trevín, ubicada en el puesto doce. Tras la aprobación de la candidatura autonómica, la agrupación de Avilés entra en un periodo especial, previo a la batalla de su congreso local, donde es previsible que la dirección regional quiera que la alcaldesa Pilar Varela tome las riendas del partido, frente al sector que lleva muchos años al frente de la organización, liderado por Álvaro Álvarez.
Renedo
Otro aspecto que condicionó la mudanza de nombres en la lista autonómica son las revelaciones del ‘caso Renedo’. El conocimiento de la ‘agenda rosa’ y los cientos de regalos a políticos y funcionarios extremaron la cautela de Javier Fernández. Hace algo más de un año, cuando Riopedre y Otero fueron detenidos, Areces y Javier Fernández vivieron la jornada de mayor tensión en once años de relación, como presidente y secretario general. Se desconoce lo que puede dar de sí el sumario, pero más allá de revelaciones trascendentales parece que hay una extensa red capilar de afectados. Hay mucha gente agraciada con regalos de sociedades mercantiles. En una región de 96.000 parados, hasta una simple corbata enviada por un empresario que gana concursos en la Administración por el método de enviar tres ofertas diferentes de empresas fantasmas, es motivo de retirada de voto. Ni Chacón ni Renedo.
Javier Fernández renovó la lista; cuenta con el entregado apoyo de Rubalcaba («somos de la misma generación») y la inestimable ayuda de la reforma laboral de Rajoy. Pocas veces la vida regala una segunda oportunidad así a un político.