Las candidaturas presentadas por PSOE y PP a las elecciones autonómicas no se entenderían sin la concurrencia de Foro a los comicios. Hay una modificación tan profunda en las listas que compitieron en las elecciones del pasado mes de mayo que se puede hablar de rectificación. Desde la noche de la derrota electoral, PSOE y PP no habían asumido los errores cometidos, hasta que la nueva llamada a las urnas les obligó a comparecer con otros candidatos. Al menos ahora reconocen que la selección de nombres realizada hace diez meses no fue acertada.
En la última convocatoria, PSOE y PP obtuvieron los peores resultados de la etapa autonómica. Siempre que hay una severa derrota electoral toca cambiar de oferta electoral. Pero en esta ocasión no sólo hay rostros nuevos, sino que las listas se han confeccionado con criterios distintos, que sólo se entienden desde la implacable crítica realizada por Álvarez-Cascos al apoltronamiento de los dos partidos en los escaños de la Junta General del Principado.
Jóvenes
En el caso de los socialistas, el aparato del partido ha desaparecido de la lista, con la excepción del candidato a presidente y un par de colaboradores. La habitual presencia de los jefes del partido de las principales comarcas, que con alguna excepción apenas aportaba algo al quehacer parlamentario, ha quedado suprimida. Los dirigentes más asociados a la etapa en el poder (1999-2011) han sido borrados de la candidatura. En su lugar, aparecen rostros nuevos, con un sustrato común: la juventud. No se puede decir de gente joven y novata que busque apoltronarse en el Parlamento.
En el PP, la candidatura encabezada por Mercedes Fernández no sólo está hecha con mimbres distintos, sino que supone una revisión de la estrategia política desarrollada en la breve legislatura. Los dos portavoces, Pérez-Espinosa y Joaquín Aréstegui, han quedado descabalgados de la lista. Fueron los dos diputados más agresivos con Álvarez-Cascos y no son vistos como los más idóneos para el nuevo mandato. Puede verse en la sustitución de Pérez-Espinosa el reconocimiento del fracaso electoral, ya que estuvo al frente de una candidatura que dejó el grupo parlamentario reducido a la mitad (de veinte escaños a diez), pero el rechazo a Joaquín Aréstegui reside en su escasa adaptación al perfil parlamentario que se necesita para esta nueva etapa. Una decisión que se toma aún a riesgo de perder visibilidad electoral en Avilés.
La política llevada a cabo por el PP desde las elecciones de mayo se basa en la premisa de considerar a Foro Asturias como el principal rival a batir. A partir de ese principio se entabló la alianza con los socialistas, principales enemigos del PP en las instituciones estatales y en el resto de comunidades autónomas. Las posiciones conjuntas de PSOE y PP en el Parlamento afectaron a todas las cuestiones importantes: representación de los grupos en la Mesa de la Cámara, sustracción del sector público autonómico a la competencia del Gobierno regional y rechazo al proyecto de presupuestos. Una mayoría de bloqueo.
Pasar página
La nueva lista electoral supone una ruptura con la política seguida en el mandato. El PP pasa página. El mejor ejemplo del cambio está en la ubicación de Emma Ramos, como número tres de la lista, que fue hasta ayer interventora general del Principado; un alto cargo de la Administración regional con rango equivalente a director general. A cualquier partido le viene bien incorporar a un profesional muy cualificado a su candidatura, pero en este caso aparece subrayada la pertenencia al equipo de Cascos como reclamo electoral. No conozco ningún caso en España de un alto cargo en la Administración autonómica que pase directamente a estar situado de número tres en la lista de otro partido. Como cambios súbitos sólo recuerdo las incorporaciones de IU a las filas del PSOE, como el caso de Rosa Aguilar que pasó de alcaldesa cordobesa de IU a consejera de Obras Públicas del PSOE en la Junta de Andalucía. Una operación se inscribía en la estrategia de la ‘casa común’.
El PP está ante la disyuntiva de defender el statu quo del bipartidismo, política llevada a cabo por Espinosa y Aréstegui e inspirada por Ovidio Sánchez, o tender a la formación de bloques naturales, con los grupos alineados por su ideología. Los pasos dados por Mercedes Fernández apuntan hacia esta última dirección.
Foro Asturias apostó por el continuismo en la lista electoral, pero con matizaciones. Si comparamos la candidatura de 2011 con la recién presentada hay una clara permanencia de nombres, pero llama la atención que tras estar siete meses en el poder no haya un mayor desembarco de los consejeros del Gobierno en la lista electoral, ya que son las caras más conocidas por la opinión pública dentro de un grupo bastante anónimo, con la excepción de su presidente. De cuarenta y cinco candidatos, sólo tres son consejeros y hay un viceconsejero. Quedó fuera Isabel Marqués, titular de Fomento, que desaparece de las listas. Departamentos con tanta relevancia para la sociedad, como Educación o Bienestar Social, no nutren la candidatura autonómica.
No todos los profesionales, sin experiencia política, que se incorporaron al Gobierno dieron la talla en las instituciones. El público recela de los políticos profesionales y prefiere a los políticos amateur, siempre y cuando sean capaces de aprender el oficio en unos meses.