El trato que deparan los presupuestos generales del Estado a Asturias se mide por las partidas destinadas a las infraestructuras de transporte. La sensibilidad que existe en nuestra región con carreteras, autovías y trenes de alta velocidad no tiene parangón en otras comunidades autónomas. En la crisis económica de 1993, cuando se destruyeron la mitad de los puestos de trabajo de las empresas estatales ubicadas en Asturias, se diagnosticó que la falta de competitividad empresarial se debía al atraso de nuestras comunicaciones, y desde entonces se festeja cada tramo de carretera que se inaugura como si fuese la forma de incorporarnos a los territorios más avanzados, aquellos que gozan de altas rentas y poco paro.
En cifras globales, los primeros presupuestos generales del Estado aprobados por el Gobierno de Rajoy mantienen el tipo, ya que el recorte de las inversiones es muy inferior a la media nacional. No es una novedad, al contrario, sigue la trayectoria de los últimos veintidós años. Con González, Aznar y Zapatero, las cuentas del Estado siempre depararon un buen trato a nuestra región. Año tras año, recibimos más de lo que nos corresponde por número de habitantes y por aportación al PIB de España. Hablo de las partidas aprobadas, porque la ejecución presupuestaria nunca es tan transparente como la votación de los recursos.
La variante de Pajares cuenta con 210 millones de euros y se prevén otros 244 millones para el 2013. Con esas consignaciones presupuestarias puede estar acabada la variante dentro de dos años. Estaba previsto que se completara en este ejercicio, pero las infraestructuras asturianas sufren continuos retrasos. La autovía del Cantábrico recibe cantidades modestas, dejando para el próximo año el grueso de la inversión. Dudo mucho que el tramo, Unquera-Llanes, esté abierto al tráfico al finalizar el 2013. No es el tipo de planificación que más nos beneficia, porque las previsiones presupuestarias de posteriores ejercicios no pasan de ser un mero ejercicio especulativo, ya que el verdadero compromiso está en las cifras que aprueba el Consejo de Ministros y se envían al Congreso de los Diputados. Hace dos semanas, la ministra de Fomento, Ana Pastor, señaló que la autovía del Cantábrico era la gran prioridad, y no es así. Cuando hay urnas por el medio, los políticos no son muy rigurosos.