El Principado ha dado a conocer que el Ministerio de Hacienda no rechazó ni puso reparos al plan económico financiero del Principado, 2012-2015, en que se prevé unos déficit anuales del 0,99%, 1% y 1%, respectivamente. Para el presente ejercicio, el Gobierno central permite un déficit a Asturias de 340 millones y en el documento enviado a Madrid el Principado contempla un déficit de 227 millones. En el plan se estima un endeudamiento que no excede del 13% del PIB, tal como exige la Ley de Estabilidad Presupuestaria. El Gobierno regional anticipa que Castilla-La Mancha, Cataluña, Valencia, Baleares y Murcia presentarán peores ratios que Asturias. En su apoyo, presenta el estudio realizado por Fedea, que sólo pone a Madrid, La Rioja, Castilla-León y Galicia en mejor situación que Asturias.
El anuncio de intervención en las cuentas del Principado es un hecho grave, sin precedentes en toda la etapa autonómica. Ningún gobierno regional fue tan duramente descalificado por el Ministerio de Hacienda. En treinta años de autogobierno, nuestra comunidad autónoma atravesó por distintas visicitudes, pero jamás fue la región con mayor déficit, endeudamiento, desempleo o inflación, por citar los principales indicadores que sirven para valorar la salud económica de un territorio. Si España tiene un problema con la gestión autonómica, se debe a la deuda de Cataluña, que excede de los 30.000 millones de euros, por la falta de credibilidad de Valencia en los mercados, debiendo emitir deuda al 7% (asombroso que obtenga el plácet del Ministerio de Economía), o por el déficit de 4,9% previsto para Castilla-La Mancha en 2012. Esas son las haciendas autonómicas que merecen ser tuteladas por el Gobierno central, no la asturiana.
Si el Ministerio de Hacienda no aporta datos concretos que avalen tan sorprendente anuncio, habrá que pensar que el probable control de las cuentas asturianas por parte del Gobierno central es una operación más política que presupuestaria, lanzada cuando faltan pocos días para celebrar la única sesión de investidura habida en Asturias con resultado incierto. Tiene que presentar Cristóbal Monitor números muy concluyentes para justificar la intervención en una región que presentó superávit en el último trimestre, y que ningún economista ni centro de estudios previó nunca que tuviera que ser rescatada.