Rajoy se presentó a su primera entrevista televisada en directo, desde que es presidente, dispuesto a no contestar la pregunta del momento: ¿El Gobierno pedirá el rescate? Buena parte de la entrevista giró sobre esta cuestión y Rajoy dijo de varias maneras que no había tomado la decisión. Entre explicaciones y evasivas, sólo se pudieron entrever dos cosas: el presidente está a la expectativa de las oscilaciones de la prima de riesgo, y no recela del Banco Central Europeo, sino de las condiciones que pongan los países de la UE. La prórroga que Rajoy se concede a sí mismo para despejar la incógnita no es lo que esperan los mercados, así que es probable que la prima de riesgo vuelva a subir ante la indefinición del Gobierno.
El presidente insistió en su conocida tesis de que la clave está en la lucha contra el déficit, repitiendo sus famosas “muletas” argumentativas (“no se puede gastar el dinero que no se tiene”), pero al concretar cómo se va a recortar las principales partidas de gasto, no dijo lo que iba a hacer con las pensiones, aunque tranquilizó a los jubilados afirmando que los iba a “tratar de la mejor manera posible”. ¿Va a revalorizar las pensiones? ¿Las va a congelar? ¿Qué entiende Rajoy por tratarlos de la mejor manera posible? Señaló que habrá impuestos verdes y que aumentará la imposición fiscal sobre las plusvalías. Probablemente la respuesta más optimista de toda la entrevista estuvo en su afirmación de que este año el Reino de España cumplirá con su objetivo de rebajar el déficit al 6,3%, compromiso adquirido en la UE. En los siete primeros meses del año, la Administración Central ya había excedido su tope de déficit, y todas las comunidades autónomas, menos tres, también presentaban exceso de déficit.
Mariano interpretó el personaje de Rajoy: la distancia más corta entre dos puntos es el rodeo. Cuando le hablaron sobre el rescate, los funcionarios, las pensiones, la subvención del desempleo, los presupuestos de 2013, el exceso de gasto de las comunidades autónomas, el pacto fiscal con la Generalitat, o lo que habla con Rubalcaba, dio contestaciones ambiguas, evasivas, genéricas, de tal forma que no le puedan coger por la palabra. Justificó las alzas fiscales, contrarias a su programa electoral, porque el déficit del Estado era 30.000 millones superior a lo que le habían dicho. Las mismas dudas tras la entrevista.