El Consejo de Ministros ha aprobado el proyecto de presupuestos para 2013, que tiene como puntos principales el crecimiento en un 30% de los intereses por la deuda emitida, la utilización de 3.603 millones de euros del fondo de reserva para pagar las pensiones y la subida de tributos, así como la creación de nuevas figuras fiscales.
El Gobierno aplica recortes en todas las grandes partidas de gasto, con la excepción del 1% en el crecimiento de las pensiones, una medida que choca con la necesidad de echar mano del fondo de reserva; es una contradicción que a Rajoy le parece de carácter menor, ya que congelar las pensiones con tres citas electorales en el otoño podría ser una actitud suicida para el PP y para el Gobierno. La elevación de la prima de riesgo en los mercados ha descompensado las previsiones del Gobierno, porque el próximo año habrá que pagar 38.000 millones por los créditos obtenidos, lo que supone 9.742 millones más que en el presente ejercicio. Un incremento espectacular que sobrepasa los ingresos que se obtengan por nuevos tributos, como el establecido para los premios a las loterías, sumados a la elevación del IVA, del Impuesto sobre Plusvalías, la prórroga del Impuesto sobre Patrimonio o la supresión de la deducción fiscal por la compra de vivienda. Hemos adoptado ya el papel del ciclista en una bicicleta fija, que pedalea perdiendo peso sin avanzar un centímetro. Recaudar impuestos, antiguos y nuevos, para hacer frente al pago de intereses es un esfuerzo estéril desde la perspectiva de la producción y el empleo.
Presupuestar es hacer un ejercicio de prospección sobre el futuro; el cálculo del Gobierno peca de optimista al considerar que la reducción del PIB sólo será de medio punto. Con casi toda la eurozona bordeando la recesión, Alemania incluida, pensar que únicamente sufriremos una pérdida de riqueza de cinco décimas es algo que sólo entra en la cabeza de Montoro. Alemania y Francia, nuestros dos grandes socios comerciales, nos comprarán menos productos y la reducción del gasto en los ministerios indica que se perderá empleo que hasta ahora estaba considerado como superfijo. Con la bajada en las exportaciones del próximo año y los motores de la Administración apagados, la caída de la oferta de bienes y servicios será mayor. Una cosa está clara: sin el optimismo de Montoro las cifras no cuadran.