Ante los delegados socialistas, Javier Fernández hizo un discurso defendiendo la gestión de la Comisión Ejecutiva desde el anterior congreso de la FSA. El líder del PSOE asturiano descalificó las opciones de la derecha, sacando a relucir a Le Pen y Berlusconi, así como a Esperaza Aguirre y Cascos, estos dos últimos como expresión del “nacional casticismo” y del “regional populismo”, respectivamente. Una intervención en clave de partido, de agrado para el auditorio.
Mayor interés tuvo su alusión a asuntos de rigurosa actualidad como la grave crisis del modelo territorial tras la amenaza de referéndum de autodeterminación lanzada por Artur Mas. Javier Fernández defendió el Estado de las Autonomías, como ha hecho en varias ocasiones últimamente, pero declarándose partidario del estado federal. No se trata de una propuesta novedosa, porque el PSOE es un partido federal y desde los primeros años de la transición se encontró cómodo con la definición de ese modelo para España, aunque luego pasó a defender en todos los ámbitos la figura de las comunidades autónomas como vía de descentralización.
En cuanto el presidente de la Generalitat anunció su intención de organizar una consulta popular en torno a la autodeterminación, Rubalcaba desempolvó la oferta del federalismo. Javier Fernández insiste en la propuesta. Para los partidarios de la descentralización, el modelo federal tiene un gran predicamento. Más por vía de ejemplos que de principios, ya que en cuanto hablan cuatro palabras sobre ello salen relucir los EE. UU. y Alemania, como argumento decisivo. No obstante, cuando se desciende a cosas concretas, las ventajas de una estructura federal sobre la autonómica son muy relativas (la conversión del Senado en cámara de los territorios, la posibilidad de tener un poder judicial sin tutelas estatales, la adopción de una carta fundacional desligada de la Constitución, aunque sin poder traspasar los límites de esta) y no aportan un aliciente suficiente a los nacionalistas catalanes para arriar la bandera del independentismo. Aquí y ahora, el federalismo no es una alternativa para España, sino una táctica política del PSOE para colocarse a medio camino entre el PP y el nacionalismo, por un lado, y para mantener el equilibrio interno con el PSC, su partido hermano en Cataluña, por el otro.