La entrevista entre Mariano Rajoy y Javier Fernández se desarrolló en un clima de cordialidad, aunque no dio paso a compromisos concretos. El coste del suministro eléctrico es el asunto que más preocupa a la gran industria asturiana; Rajoy quiere darle una solución al problema, pero los actuales contratos entre operadores eléctricos y plantas industriales finalizan con el año, y de no encontrar una fórmula sustitutiva que permita a la industria producir acero, aluminio o zinc a un coste competitivo es probable que algunas fábricas se vayan de nuestra región a otros países donde la electricidad es más barata. El asunto es muy complejo, ya que el Gobierno quiere reducir el llamado déficit tarifario con nuevos impuestos sobre la generación de energía, y lo lógico es que esos impuestos repercutan al alza en el precio de la electricidad, justo lo contrario de lo que necesitan AcerlorMittal, Alcoa o Asturiana de Zinc.

Sobre la minería, las posturas del Principado y del Gobierno central están muy separadas. Javier Fernández pidió elevar las subvenciones al carbón y dotar con más dinero el programa de fondos mineros, dos demandas que no contempla el Gobierno de España, empeñado en redimensionar a la baja el sector minero por los costes económicos que comporta. La política de ahorro va a originar enormes costes sociales.

Sobre las infraestructuras hay un acuerdo general, aunque el Principado pide más dinero para los accesos a El Musel y la autovía del interior. En resumen, nada distinto a lo ya conocido, pero es bueno que los dos presidentes pudieran hablar cara a cara de los problemas que afectan a Asturias. Termina la doble cita de Javier Fernández en Madrid, con un imprevisto y brillante protagonismo en la Conferencia de Presidentes. El escrito enviado por Rubalcaba a EL COMERCIO, publicado en la edición de ayer, tan laudatorio sobre Javier Fernández, no deja de ser un mensaje para los barones del PSOE que mantienen posturas neonacionalistas o, simplemente, insolidarias.