En Asturias no es contradictorio apoyar al Gobierno y votar con la oposición, como hemos visto en la aprobación de las resoluciones del debate sobre el estado de la región. Para entenderlo hay que partir de la escasa cultura de pacto político que hay en nuestra región. Hasta el año 2003 no se formó el primer Ejecutivo de coalición, y hasta hace cinco meses no hubo un pacto de legislatura entre el Gobierno y un grupo parlamentario de oposición. Aquí lo que prima es un discurso muy ideológico, creando una artificial sima entre las fuerzas políticas, de forma que cualquier pacto supone una cesión de principios, así que para no defraudar a la clientela hay que mantener un pie y una mano en la oposición. Puede hundirse Asturias, pero los partidos políticos no pueden perder identidad.

Durante dos mandatos hemos visto gobernar juntos a PSOE e IU. Compartir el Ejecutivo no era óbice para que IU hiciera pactos a la “griega” con el PP dejando al Gobierno en minoría en la Junta General del Principado. Al llegar el otoño, en el trámite de los presupuestos, IU se convertía en un grupo de oposición con información de partido de gobierno y negociaba duramente las cuentas con Álvarez Areces. Sus dos consejerías, Bienestar Social y Medio Rural, salían muy favorecidas del reparto de fondos, a costa de aumentar el endeudamiento. Esta operación que sería juzgada muy severamente en cualquier otro territorio, en Asturias suponía una ganancia de imagen para IU. Una vez fraguado el pacto, Areces sonreía eufórico, y las cuentas se aprobaban de un tirón en el Parlamento. Para el presidente eran mucho más problemáticas las exigencias de IU en el seno del Gobierno que las enmiendas del PP en la Cámara. Los borradores presupuestarios de Rabanal guardaban mejor un equilibrio entre los distintos intereses públicos que las cuentas salidas del pacto.

Esta reflexión puede parecer una crítica a IU, pero se puede extender a otros contextos, como el segundo mandato de Pedro de Silva o el inicio del mandato de Sergio Marqués que no logró aprobar los presupuestos hasta el mes de mayo por una misteriosa pirueta de Antón Saavedra, que dio con sus huesos en el Grupo Mixto. En Asturias los pactos de gobierno no son sólidos. Las votaciones del debate sobre el estado de la región pueden parecer una anécdota pero ya veremos lo que pasa cuando la crisis dé otra vuelta de tuerca.