La dirección del PP se espera que Pilar Fernández Pardo renuncie a su cargo de presidenta de la junta local de Gijón para abrir un proceso de diálogo con la organización gijonesa que sirva para suturar las heridas. Hace unos días se pedía un cambio de actitud de la junta local, pero ahora se ha dado un paso más, al olvidarse de estructuras y señalar con el dedo a las personas: el problema deja de ser Gijón y pasa a tener el nombre de una gijonesa. Todos los “peperos” de la villa de Jovellanos caben en la nueva etapa del partido, salvo su presidenta. Después de las últimas declaraciones, la disyuntiva es clara: dimisión de la presidenta o disolución de la junta local y nombramiento de una comisión gestora. Se inició la cuenta atrás.
Es difícil saber lo que una persona puede decidir. Imagino que la opinión de los miembros de la junta local puede influir en la respuesta. En cualquier caso, el análisis del problema no puede circunscribirse a la junta local, porque por muy importante que sea la estructura del partido, no es menos cierto que la verdadera dimensión pública de dirigentes como Fernández Pardo o Pecharromán está ligada al hecho de ser concejales del Ayuntamiento de Gijón. Fernández Pardo tiene la doble condición de presidenta del PP y portavoz municipal. ¿Se conformará el equipo de Mercedes Fernández con que dimita de su cargo orgánico y se dedique a su trabajo institucional? Supongo que la contestación a ese interrogante sería muy útil a Fernández Pardo para decidir el camino que le conviene tomar. Puestos a hacer cábalas, la presidenta local puede temer que primero se le pida la llave de la sede del partido, y concedida la prenda, se le exija posteriormente la entrega del escaño. Este doble sacrificio supone quedar fuera de la política. No sé si la dirigente gijonesa está dispuesta a entregar todo su capital político sin dar antes la batalla. ¿De qué batalla hablo? Creo que es muy fácil delimitar los bandos: comisión gestora contra grupo municipal, y después de unos meses de anatemas, habrá cuatro o cinco personas dispuestas a votar al PP en toda Asturias.
Conocida la idiosincrasia de los afiliados al PP asturiano, hay que introducir la variable del cambio de lealtades. Hasta los más lerdos saben que Mercedes Fernández acumula todo el poder en el PP. El nuevo polo de atracción tal vez convierta la junta local en “cherinista”