Ambiente agitado en la Junta General del Principado, más por lucha de egos y rencillas personales, que por estrategias políticas de fondo. Tras la Junta de Portavoces, Mercedes Fernández denunció que el resto de grupos quería limitar el número de iniciativas parlamentarias presentadas por el PP para dar acomodo en el próximo pleno de la Cámara a la comparecencia de Javier Fernández. La presencia del presidente fue requerida por Foro, para hablar del Fondo de Liquidez Autonómica. Fernando Lastra descalificó el proceder de la líder popular, diciendo que “no sabe lo que quiere ni cuándo lo quiere”. El portavoz socialista llegó a afirmar que Mercedes Fernández era, en este momento, un factor de desequilibrio en el Parlamento, que dañaba los intereses del propio grupo popular.
Las trifulcas de los diputados a puerta cerrada resultan ajenas al público. Hablar de lo que se dijo o se dejó de decir en una reunión sin luz ni taquígrafos es un ejercicio inútil. Los argumentos hay que expresarlos en el pleno, aunque sea con unas pocas palabras, a modo de cuestión de orden, y si hay una cuestión política por dirimir se entra de lleno en el debate. Que Javier Fernández comparezca en la Cámara es algo bueno para toda la oposición. Dejando a un lado disquisiciones doctrinales, si la actividad parlamentaria favorece a alguien es a la oposición, ya que los gobiernos tienen a diario los boletines oficiales para hacer efectivo su poder ejecutivo sin contrapesos. Siempre me extrañó que los presidentes del Gobierno vayan, semanalmente, al Congreso de los Diputados a contestar a las preguntas de la oposición, y en Asturias, con la sede de Presidencia y la Junta General del Principado separadas por el ancho de una calle, no exista esa costumbre. Se habla mucho de transparencia, y en política la primera pauta de transparencia estriba en la obligada y continua comparecencia del Gobierno en el Parlamento.
Mercedes Fernández tiene una amplia experiencia parlamentaria. Fue portavoz adjunta del grupo parlamentario del PP en la primera legislatura de Aznar. Si tenemos en cuenta que el Congreso de los Diputados tiene un nivel político y parlamentario cien veces superior a la Cámara asturiana, habrá que reconocerle esa cualidad a la portavoz del PP. Ella mejor que nadie sabe que las iniciativas parlamentarias y la negociación van de la mano.