Javier Fernández considera “desleal y fraude de ley” la disposición del Gobierno consistente en crear un impuesto a la banca con tipo impositivo cero. La medida tomada por el Ministerio de Hacienda anula los impuestos autonómicos sobre la banca que se estaban aplicando en Canarias, Andalucía y Extremadura y bloquea el plan del Principado de imponerlo para 2013. El objetivo del Gobierno no es recaudar dinero, sino impedir que los ejecutivos regionales puedan gravar la actividad de los bancos. El Gobierno dice que busca un tratamiento homogéneo para los depósitos bancarios y el mantenimiento de la eficiencia en el sector financiero.
La misma idea de crear un impuesto para recaudar cero euros atenta contra la filosofía del sistema tributario y muestra a las claras que se trata de obstaculizar el libre uso de una competencia autonómica. Con esta forma de actuar se crea un precedente muy peligroso, porque de extenderse esta práctica se puede desnaturalizar el reparto de competencias recogido en la Constitución, los estatutos de autonomía y la legislación ordinaria. El Tribunal Constitucional acababa de dar luz verde al impuesto a la banca y el Gobierno central uso un truco para dejarlo en un mero nominalismo, el impuesto de tipo cero, que es como crear un impuesto sin hecho imponible. Una sutil contribución de Rajoy a los dramas de Ionesco. Llama la atención que el Ministerio de Hacienda hable de dar un tratamiento homogéneo a los depósitos bancarios, cuando el Estado está lleno de singularidades fiscales, que van desde tipos impositivos distintos en el tramo autonómico del IRPF, hasta distintas de formas de gravar los hidrocarburos, las herencias, las donaciones o los actos jurídicos documentados. Por no hablar de la singularidad territorial absoluta, representada por el País Vasco y Navarra. Rajoy, el campeón de las subidas fiscales -27 en el primer año de mandato-, impide a los gobiernos regionales que desarrollen su competencia tributaria.
La dirección de IU de Asturias tiene que estar orgullosa, porque tras exigir la implantación del impuesto a la banca arrastró al Principado a aceptar la propuesta, lo que sirvió para que Rubalcaba asumiera el tributo y Rajoy tuviera que salir al paso. Pero IU tiene un problema: le quedan 48 horas para buscar una medida fiscal sustitutiva que incorporar al presupuesto.