Gobierno regional, patronal y centrales sindicales han acordado dedicar 2.279 millones de euros, en lo que queda de legislatura, a la concertación social. Para las infraestructuras están reservados 1.500 millones, y para los servicios sociales, la reactivación económica y el empleo, un monto total de 778 millones. Unas cifras llamativas, importantes y hasta impactantes, que pronto darán pie a la foto de las manos entrelazadas de los líderes políticos, sindicales y empresariales, firmando el pacto social.
La concertación social asturiana se ha convertido en una suma de reuniones, actitudes, gestos y declaraciones para transmitir la ficción de que allí se cuece algo gordo. La realidad es bien distinta. La distribución de recursos corresponde al Principado, con posterior autorización del Parlamento. No tiene sentido decir que el pacto social garantiza para el año 2013 una inversión de tantos millones de euros y no sé cuántos de gasto social, cuando hay un proyecto de presupuestos registrado en la Junta General del Principado, apoyado por 23 diputados (mayoría absoluta), que especifica exactamente lo que se va a gastar o invertir. Tan absurdo como lo anterior es consensuar los capítulos de gasto de los próximos ejercicios, cuando no tenemos ni idea de lo que va a pasar. Hace unos meses, en Portugal nadie podía pensar que para el 2013 iban a tener un incremento de la presión fiscal equivalente al sueldo de un mes de un trabajador medio. En España, pasa lo mismo. Además, para qué hacer imaginativas propuestas sobre futuros presupuestos, si el Principado está atado a lo que acordó en el Plan Económico Financiero con el Ministerio de Hacienda. La concertación social es un decorado de cartón piedra que no tiene visos de verosimilitud.
Es lógico que el Principado no quiera romper con la tradición de pactos sociales, ya que llegar a acuerdos está muy bien visto por la gente. Las centrales sindicales es muy dudoso que ganen algo con el acuerdo, porque los trabajadores están muy afectados con la pérdida incesante de puestos de trabajo. El discurso de la concertación social choca frontalmente con el parte mensual de bajas del Servicio Público de Empleo. En cuanto a la patronal, es de todo punto absurdo que apoye la ficción de la concertación, tras criticar duramente al presupuesto en la Junta General del Principado.