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Juan Neira

LARGO DE CAFE

CUENTAS DE GIJÓN, VETO DE OVIEDO

Tras la celebración del congreso regional, el PP asturiano tiene la obligación de trabajar para salir del pozo en que ha caído tras las dos últimas elecciones autonómicas -dos citas con las urnas, separadas por diez meses-, en las que el partido ha repetido el peor resultado de la historia: diez escaños. Con candidatos distintos sufrió idéntico varapalo electoral.
La recuperación toca hacerla en un contexto marcado por el desgaste del Gobierno de Rajoy y la presencia de un partido, Foro Asturias, que le disputa la representación del centro-derecha. El contexto no es favorable para recuperar el terreno perdido, aunque se conoce el primer paso a dar: aprender de los errores cometidos.
Para que no haya dudas, el motivo de reflexión debe ser el siguiente: qué errores cometió el PP asturiano para quedar en diez escaños, cuando Rajoy había obtenido el mejor resultado del PP, cuatro meses antes, y su principal competidor, Foro Asturias, había tomado una decisión inédita en el historial de las diecisiete comunidades autónomas, al disolver la Cámara a los ocho meses de ganar las elecciones. Parecía que la diosa fortuna le había regalado una oportunidad de oro al PP de Mercedes Fernández, y el resultado fue desolador, al ir a parar los cuatro escaños perdidos por Foro al resto de partidos, sin ningún beneficio para el PP.
En la reacción del electorado pesó, por encima de cualquier otra consideración, el rechazo a los presupuestos presentados por el Gobierno de Foro, formando un bloque con la izquierda. El PP puede llevarse bien o mal con cualquier partido, pero no puede dar la espalda a los intereses y las aspiraciones del electorado de centro-derecha, salvo que considere que el suicidio es un mal menor.
MADRID
Tas los comicios, cuando se negociaba la mayoría de investidura, se produjo un hecho revelador: la intromisión de Cristóbal Montoro en la política asturiana, amenazando con intervenir la economía del Principado. La única comunidad autónoma que arrojaba superávit merecía ser visitada por los hombres de negro del ministro de Hacienda. En un minuto resolvió Ignacio Prendes (UPyD) sus dudas, firmando un acuerdo de legislatura con el PSOE, que daba de facto la mayoría absoluta a Javier Fernández.
Traigo a colación estos hechos, porque la estrategia de fondo del PP asturiano, orientada en laminar a Foro, estuvo siempre dirigida y alentada desde Madrid. Sin embargo, cualquier observador desapasionado sabe que por encima de los odios, ambos partidos están obligados a convivir. Y no sólo eso, sino que deben sumar sus escaños si quieren ser útiles al electorado. Los dirigentes de los dos partidos tienen que aceptar que no habrá unas siglas que monopolicen el voto del centro-derecha, debiendo colaborar si quieren ser alternativa de gobierno.
Mercedes Fernández se juega su futuro político (como se decía de Rubalcaba: sólo le queda una bala), debiendo desplegar sus mejores recursos para atemperar las exigencias de Madrid y sintonizar con el electorado. Sus últimos pasos no van en esa dirección.
El comité ejecutivo del PP asturiano acaba de tomar la decisión de arrogarse la competencia sobre los presupuestos de las distintas corporaciones municipales cuando esté su partido en la oposición y sea necesario su voto. De lo general a lo concreto: los presupuestos de los ayuntamientos de Gijón, Ribadesella y Salas, gobernados por Foro, no podrán ser apoyados por los respectivos grupos municipales del PP sin consentimiento de la dirección regional del partido, sita en la ovetense calle de Manuel de Pedregal.
MERCEDES Y PILAR
El disparate conceptual es mayúsculo, porque niega la autonomía municipal, y pone en manos de un sanedrín que hace política desde la capital los intereses de municipios que solamente pueden estar representados por sus concejales.
Estamos ante la típica norma, ad hoc, ideada para obstaculizar la gestión de los ayuntamientos gobernados por Foro. Afinando un poco más, se trata de una regla elaborada pensando en Gijón, donde Mercedes Fernández tiene dos objetivos: frenar al buque insignia de Foro, personalizado en el equipo de gobierno de Carmen Moriyón, y arreglar cuentas con Pilar Fernández Pardo, su antagonista en el partido.
La decisión se toma cuando el equipo de gobierno de Foro ya ha llegado a un acuerdo con el grupo municipal del PP sobre el presupuesto de 2013. En consecuencia, el veto de la dirección regional del PP no sólo tendría una lectura política, sino que extendería sus efectos sobre toda la ciudad. En particular sobre los barrios más degradados de Gijón, que por primera vez tienen una partida presupuestaria para arreglar sus casas, dentro de un compromiso plurianual que alcanza los 40 millones de euros. O sobre los colectivos más necesitados, que ven crecer en casi un 14% los recursos destinados a las ayudas de emergencia, a las becas-comedor, a la red de asistencia a personas sin hogar o a la teleasistencia.
Debería pensarse la dirección regional del PP el veto al presupuesto del Ayuntamiento de Gijón, porque las cacicadas son semilla de catástrofes electorales.
Llama poderosamente la atención que Pilar Fernández Pardo, después de llegar al acuerdo sobre los presupuestos, esté dispuesta a renegar de las cuentas municipales si se lo ordena Mercedes Fernández. Es más importante mantener la canonjía, que convertir casas insalubres en salubres o mejorar los recursos para personas desvalidas. A eso se llama compromiso público.

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por JUAN NEIRA

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