En su mensaje de fin de año, Javier Fernández ha avanzado que el Principado apoyará las reformas necesarias para que todos se sientan cómodos dentro del ordenamiento jurídico común. La declaración del presidente del Gobierno regional se inscribe dentro de la estrategia del PSOE, a escala estatal, en la que se propugna la asunción del modelo federal para amortiguar las fuertes tensiones independentistas surgidas en Cataluña. El jefe del Ejecutivo asturiano se siente cómodo en ese debate, donde Asturias participaría con la conciencia de ser una comunidad histórica sin problemas de identidad, al aceptar todos los habitantes la doble condición de asturianos y españoles.
Pese al enorme peso de la crisis económica en la vida pública española, hemos tenido la mala fortuna de introducir el debate territorial, con máxima virulencia, en el momento más inoportuno, cuando todos los esfuerzos deberían ir encaminados a mejorar la posición de España en los mercados y a crear empleo. La desesperada situación económica de Cataluña, con una deuda que supera ya los 45.000 millones de euros -sigue aumentando- ha llevado a Artur Mas a adoptar una política de huida hacia adelante, al plantear la independencia como solución a los problemas económicos y sociales, en vista de que Mariano Rajoy no le concedía la soberanía fiscal: el cien por cien de la recaudación fiscal catalana para la Generalitat.
Ni Rubalcaba ni el resto de dirigentes socialistas han aclarado qué aporta el modelo federal sobre el Estado de las Autonomías. Hablar de federalismo en la España de hoy es más una cuestión nominal, con resonancias ideológicas, que una propuesta diferenciadora. Pero yendo al fondo del debate, no creo que la reflexión de los partidos constitucionalistas deba partir de la incómodo asentamiento del nacionalismo catalán en la democracia española, ya que esa percepción o estado de ánimo es susceptible de aparecer y desaparecer cuantas veces le convenga al gobierno nacionalista de turno. Llevamos 35 años haciendo cambios legales en función de demandas nacionalistas, sin percibir nada a cambio, que no sean desdenes o rechazos. Es una estrategia calcada de la política de apaciguamiento que con tan funestos resultados practicaron los ingleses con los nazis, sin que quiera decir que los nacionalistas catalanes sean unos criminales.