Tras el silencio de las últimas semanas, Gobierno regional, patronal y centrales sindicales están listos para firmar el documento de la concertación social. No obstante, la firma se va a demorar otra semana más, porque CCOO desea que la ceremonia del acuerdo se realice después de su congreso regional, para que sea la nueva dirección sindical salida del congreso la que asuma el documento. Podía retrasarse un mes más, o dos, o tres, y tampoco pasaría nada: ni los trabajadores y los empresarios demandarían el acuerdo ni el Principado apenas perdería nada por hacer política sin el decorado de la concertación.
La concertación social tenía importancia cuando añadía algo a la política institucional o cuando suplía carencias de esta. En el Pacto Institucional por el Empleo (1999) sirvió para comprometer recursos para la reactivación económica en un momento en que la mayoría absoluta de Álvarez Areces daba margen al presidente del Principado para destinar los recursos a otras cosas. Cuando se firmó el ACEBA (2007), la concertación social fue un instrumento para validar la política del Gobierno socialista en un periodo en que el Ejecutivo se había quedado en minoría parlamentaria al pasar IU a la oposición. Sin embargo, ahora, la concertación social no añade ni quita nada: resulta intranscendente. El reparto de recursos ya ha quedado sustanciado en los presupuestos del Principado para 2013 y las cantidades que aparezcan en el documento de la firma deben corroborar lo ya aprobado en el presupuesto o serán pura propaganda. Además, los negociadores del acuerdo aceptaron hace un mes que el destino de las partidas mantenga el orden de prioridades del ACEBA, así que se trata de una apuesta continuista, adaptada a las precarias circunstancias del presente.
No dudo de que el acto de la firma sea solemne, con la tradicional foto del montón de manos unidas de los negociadores que ocultarán la nada del acuerdo. El actual modelo de concertación social está agotado. No sirve a nadie y aporta cero. Gobierno y agentes económicos y sociales tienen muchas cosas de qué hablar y pactar, pero versan sobre otros asuntos, como la forma de hacer el ajuste económico minimizando la pérdida de empleo. O si se quiere, qué hay que hacer con los salarios y los beneficios para no expulsar a tanta gente del mercado de trabajo. A ver si un día se animan a dar el paso.