El guión ideado en Génova para la XX Intermunicipal del PP, que se celebra en Almería, ha quedado bruscamente alterado con el escándalo de Luis Bárcenas. No tiene sentido gastar energías discutiendo sobre la reforma local, cuando toda España mira para el Gobierno y la cúpula del partido esperando un mensaje tranquilizador. El capital aflorado en Suiza requiere una explicación, en primer lugar del interesado, sobre el que pesa una imputación penal, y también de la empresa en la que trabajó durante 30 años, que era la que le pagaba. Esa empresa es el PP. La explicación dada por el ex senador o su entorno, argumentando que el dinero acumulado procedía de negocios suyos en Sudamérica, debe ser justificada, porque en caso de no presentar pruebas fehacientes estaríamos en presencia del viejo truco del enriquecimiento por la vía de haber heredado una fortuna procedente de un pariente de América. De no existir fuentes de ingresos procedentes de ultramar, la vía normal de ahorro de Bárcenas sería el sueldo como gerente del PP, primero, y como tesorero, después. Este último cargo por decisión directa de Rajoy. ¿Cómo puede un tesorero de un partido hacerse con un patrimonio de 22 millones de euros, junto con otros bienes materiales?
Como siempre, en el PP la única persona que habló alto y claro es Esperanza Aguirre, diciendo que abre “una crisis institucional gravísima”, que exige investigar hasta el final. La ex presidenta de la Comunidad de Madrid manifestó que la Justicia debe actuar con celeridad, llamando a declarar a quien considere oportuno. Dolores de Cospedal dijo que el que la hace la paga y que cada palo aguante su vela. Tiene razón la secretaria general, pero hace falta saber quiénes son los que la hicieron. La versión de los sobres anónimos, repletos de dinero, repartidos mensualmente por Bárcenas a los dirigentes del partido, exige una respuesta que vaya más allá de encogerse los hombros y decir a mí que me registren. No se puede esperar a que sea juzgado Bárcenas, porque el proceso penal ha desembocado en un cuestionamiento político, con el partido que gobierna en medio de la escena.
El hecho de que Bárcenas acudiera, con frecuencia, por la sede de la calle Génova, muestra que la pérdida del carné del partido no significa que se hubiera alejado de la organización. Razón de más para aclarar la familiaridad del tesorero con el PP.