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Juan Neira

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LA BATALLA DEL PP

El congreso regional del PP terminó como quería Mercedes Fernández, dando un respaldo generalizado a su candidatura y con la unión de todos los sectores, desde el aparato del partido hasta el alcalde de Oviedo y desde las figuras históricas (Rozada) hasta las jóvenes promesas. La única excepción fue la organización de Gijón, que siguiendo los planes de Pilar Fernández Pardo trató de presentar un candidato alternativo -Manuel Pecharromán- y luego se abstuvo de apoyar a la nueva líder del PP asturiano. En resumen, por convicción o por conveniencia, todos los dirigentes del PP asturiano están con Mercedes Fernández, salvo la presidenta de la junta local gijonesa.
Gijón es demasiado grande y el antagonismo entre las dos “Fernández” es demasiado acusado, como para disimular el problema y ensayar un modelo de convivencia basado en la indiferencia. Faltan 28 meses para las elecciones autonómicas y Mercedes Fernández no puede encarar esa cita con la organización regional caminando por un lado y la gijonesa, por otro. Si Fernández Pardo fuese una dirigente convencional, el problema no se habría planteado, ya que tras ser derrotada tres veces seguidas en los comicios locales habría cedido el liderazgo, pero tiene una voluntad de permanecer impresionante, como lo prueba el hecho de que en la noche de su última derrota, cuando encabezó una candidatura que sólo obtuvo 5 ediles (el peor resultado del PP en ciudades de más de 100.000 habitantes en España), se mostró satisfecha por haber contribuido a la derrota del PSOE, que sacó el doble de concejales que ella.
GESTORA
En el PP asturiano, cuando las organizaciones locales no funcionan como se estima acertado, la dirección regional disuelve la junta directiva y monta una gestora. Se ha hecho en bastantes sitios y Mercedes Fernández reconoció, después del congreso regional, que barajaba esa alternativa. En vez de optar directamente por esa opción, esperó el momento oportuno para examinar al PP gijonés; la negociación y aprobación de los presupuestos era la ocasión esperada, porque en ella se daban cita los dos objetivos: la posibilidad de criticar la gestión de Fernández Pardo y propiciar el fracaso del gobierno de Moriyón.
Cuando faltaban doce horas para la aprobación de los presupuestos, desde Oviedo se explicitaron unas exigencias concretas para dar luz verde a las cuentas que no fueron satisfechas en el pleno del consistorio gijonés, y además, una semana más tarde se enteraron de que en la aprobación de los presupuestos iba la contratación directa de siete coordinadores del plan de empleo, sin haberlos sometido a concurso. Desde la sede ovetense de Manuel de Pedregal, llamaron ingenuos y bisoños a los concejales gijoneses, y pusieron en tela de juicio el papel jugado por Pardo en la negociación: “quien no puede liderar una buena negociación, debería replantearse otros liderazgos”.
Ante esta situación, Pardo hizo dos cosas, atacar duramente al equipo de Carmen Moriyón, rasgándose las vestiduras por un asunto que había sido avalado por los votos del PP en el pleno de los presupuestos (otra cosa es que no se enteren de lo que votan), y pedir amparo a Génova ante las críticas de Mercedes Fernández.
CONTAMINAR
La pendencia entre las dos “Fernández” ha contaminado al Ayuntamiento de Gijón. Si la dirección regional planea nombrar una gestora en Gijón, que lleve adelante la propuesta basándose en argumentos de partido, sin incurrir en el error de inmiscuirse en decisiones que afectan a todos los gijoneses, para lo que carece de legitimidad. A la gente le da igual que se nombre una gestora, pero no acepta que desde Oviedo se invada la autonomía municipal. Si para preparar las elecciones hace falta otro equipo, tómese la decisión, sin entrar a valorar el gasto de un consistorio, que en materia de sueldos, asesores, contrataciones y ahorro, le da cien vueltas al Ayuntamiento de Oviedo, sobre el que no dice ni una palabra.
Por el bando local, es absurdo y temerario que los concejales del PP indaguen sobre el carné sindical del personal contratado. Hay que tener mucho cuidado con los argumentos que se emplean, ya que es muy peligroso reproducir el discurso de la “caza de brujas” con el pretexto de luchar contra la corrupción. Si se consideran contrarias a la ley las contrataciones se recurre al juzgado, aunque por esa vía se corra el riesgo cierto de consolidar los contratos.
El PP gijonés anuncia iniciativas en el pleno que buscan el apoyo de la izquierda, siguiendo el camino emprendido en las últimas semanas, donde busca la alianza con el PSOE para despertar la piedad del sanedrín regional. El PP de Gijón dice sentirse traicionado por Foro, cuando tuvo el cuajo de unirse al PSOE para quitar capacidad de gestión a la Alcaldía, y cuando apoya la ordenanza de fachadas y barrios degradados de los socialistas, redactada en contra de los intereses del gobierno de Moriyón. En cuanto Mercedes Fernández inició la ofensiva, Pardo rompió con el “espíritu de Gijón”. El grupo municipal del PP anda nadando entre mociones, tanteando alianzas y ententes, en pos de un salvavidas que le asegure para todo el mandato el mejor plan de liberaciones de la oposición, aún a costa de tener que cambiar de discurso.

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por JUAN NEIRA

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