El presidente del PP de San Martín del Rey Aurelio y coordinador de ese partido en el valle del Nalón está detenido por la Policía ejecutando una orden de la jueza que lleva la instrucción del “caso Pokémon”, un escándalo vinculado al pago de comisiones de empresas a políticos para obtener concesiones públicas. Joaquín Fernández trabajaba en la empresa, Aquagest, que gestiona el servicio de agua de veinte consistorios asturianos. Mañana, el dirigente del PP regional prestará declaración ante la jueza en Lugo.
El “caso Pokémon” no se hizo un hueco tan famoso en los medios como el “caso Gürtel” o la trama de corrupción catalana que tanto afecta a la extensa familia de Jordi Pujol y al partido que ocupa la Generalitat, pero ha producido importantes estragos en Galicia, provocando la dimisión del alcalde socialista de Orense y colocando en la situación procesal de imputados, a los regidores de Santiago de Compostela y Lugo. Un verdadero escándalo que nos devuelve la imagen caciquil de la Galicia eterna, donde se conquista el poder político para la obtención de servicios económicos.
Joaquín Fernández fue vicesecretario de comunicación del PP asturiano con Ovidio Sánchez. Estaba en ese puesto cuando Cascos se puso al frente de Foro y ganó las elecciones autonómicas. Todos los dirigentes del PP lanzaron munición de grueso calibre contra su ex secretario general, pero ninguno fue tan duro como Joaquín Fernández, un hombre joven que hacía méritos ante los mandamases del partido. Quiso la casualidad que Joaquín Fernández fuera detenido el mismo día que el PP asturiano tomaba la decisión de más alcance político de los últimos tiempos, al poner una gestora en Gijón, arrebatándole la batuta de mando a Pilar Fernández Pardo. De nada le valió a Pardo cambiar de política, atacando de forma radical al equipo municipal de Foro, porque antes había cometido un error clave, al mandar a Pecharromán a disputarle la presidencia del PP a Mercedes Fernández, con argumentos tan arriesgados como el uso que hacía la presidenta regional del coche oficial. Lo más doloroso para Pardo es comprobar que De Cospedal no sólo le niega el amparo solicitado, sino que respalda su destitución. Se abre un tiempo nuevo. Mercedes Fernández tiene que hilar muy fino, porque la gestora puede provocar más desperfectos que un elefante en una cacharrería.