En la Presidencia de IU, órgano de dirección de esta fuerza política, se va a discutir hoy sobre el futuro político de Ángel González, portavoz parlamentario. El sector crítico de IU (en IU, la existencia de una corriente crítica es un rasgo estructural), apoyado por los dirigentes de Gijón, Oviedo y Avilés, va a pedir que abandone la Junta General del Principado, porque ha sido imputado por prevaricación. Si no sucede algo inesperado, la Presidencia de IU confirmará a Ángel González, ya que en el órgano de dirección tienen mayoría (dos tercios) los oficialistas.
El debate en la Presidencia de IU será la primera escaramuza de una guerra interna que acaba de empezar. Ningún partido tiene una trayectoria tan cainita como IU. La animadversión hacia la derecha o hacia el PSOE no es comparable con los odios internos. Seguro que en la polémica despliegan las nobles banderas de la coherencia y de la lucha contra la corrupción, pero no dejan de ser argumentos tácticos que encubren la revancha política, al querer utilizar el asunto del fraccionamiento del pago de los monolitos colocados en las fosas comunes para dar la vuelta al resultado de una Asamblea que perdieron hace un año. González Orviz se equivocó al pedir que el PSOE suspendiera de militancia a Ana Rosa Migoya por estar imputada en el “caso Renedo”. La típica propuesta absurda, porque Ana Rosa Migoya no tiene responsabilidades políticas, pero en IU son muy dados a levantar la voz para decir lo que tienen que hacer los demás. Convertir el exceso verbal de Orviz en norma interna de obligado cumplimiento es puro oportunismo. Cualificados dirigentes del sector crítico estaban al frente de la Consejería de Bienestar Social y Vivienda y conocen con detalle cómo se gestionó el encargo de los monolitos, así que se trata de un comportamiento fariseo. En caso de existir aspectos ocultos, deberían haberlos explicado a la opinión pública, pero no lo han hecho.
Todos los partidos de gobierno (PP, PSOE, CiU, PNV) superaron la prueba de la cohesión interna. Los que no tuvieron un mínimo de lealtad al grupo, caso de UCD, pasaron en unos años de estar en el Gobierno a ser extraparlamentarios. IU no sabe compatibilizar el juego de mayorías y minorías. Son expertos en excluir en vez de incluir. Pese a las encuestas favorables no se olvidan de su deporte favorito: talar el árbol del partido.