Se cumple un año de la victoria de Javier Fernández en las elecciones autonómicas; un triunfo importante, lejos de la mayoría absoluta, pero con cinco escaños sobre el segundo partido (Foro), algo que no lograban los socialistas desde 1999. Del año transcurrido, el presidente resalta la estabilidad institucional y la capacidad para llegar a pactos. Sobre esa base, el Principado cumplió el objetivo de déficit para 2012 y aprobó los presupuestos del presente ejercicio. Para Javier Fernández, lo peor del año fue la evolución de las relaciones con el Ejecutivo de Rajoy, con especial relieve en todo lo que se refiere a la política industrial (minería, armamento). El jefe del Gobierno también mostró insatisfacción por la evolución del paro y el retraso en las grandes infraestructuras, como la variante de Pajares.
Los acuerdos con IU y UPyD despejaron el camino de la gobernación en las semanas previas a la sesión de investidura. El actual presidente supo ganarse la confianza de sus actuales socios, una operación esencial para poder gobernar, ya que sin una base parlamentaria suficiente cualquier iniciativa acaba en naufragio. El Gobierno de Álvarez-Cascos fracasó en este punto, porque se encontró con que el PP de Gabino de Lorenzo (entonces, el ex alcalde de Oviedo era quien mandaba) había adoptado como estrategia prioritaria la neutralización de Foro, llegando a cerrar filas con la izquierda en pos de este objetivo. El recorte del déficit y la aprobación de las cuentas son los grandes activos del Gobierno de Javier Fernández.
La política del Gobierno de Rajoy con la minería no da margen para llegar a acuerdos. Cualquier presidente asturiano tiene que rechazarla; otra actitud distinta sería darle la espalda a las cuencas mineras. La queja sobre el escaso –casi nulo- desarrollo de las infraestructuras no es una novedad de este mandato. Desde el año 2009, Zapatero dejó de invertir en las infraestructuras asturianas. El avance de la variante de Pajares quedó detenido. La paralización de Rajoy es una continuación de la paralización socialista. La mayor crítica que se puede hacer al Gobierno de Javier Fernández es la falta de respuesta al problema del desempleo. Mucha lentitud en un asunto que requiere de medidas paliativas de urgencia. Pero lo verdaderamente asombroso es que sus socios, IU y UPyD, tampoco se lo hayan demandado.