La dirección nacional del PP mantiene la versión oficial sobre los dineros de Bárcenas: los negocios del ex tesorero son ajenos al partido y se hizo rico por sus actividades privadas. Un discurso que encaja mal con todo lo que se ha ido sabiendo desde que aparecieron los llamados, “papeles de Bárcenas”. El ex tesorero guardó en Suiza 38 millones de euros, una cantidad demasiado grande como para ganarla, por ejemplo, haciendo una segunda actividad a las tardes. Hasta que estalló el escándalo (mañana se cumplen dos meses), el PP le pagaba un sueldo mensual de 21.300 euros, cifra que está muy por encima de lo que gana cualquier tesorero en una organización política, en una institución pública o en cualquier empresa privada. Posteriormente, Luis Bárcenas demandó al PP por despido improcedente, pese a que según la dirección nacional llevaba más de tres años sin tener ninguna relación laboral con el partido. A todo ello hay que sumar que el juez de la Audiencia Nacional, Pablo Ruz, que investiga el “caso Gürtel”, ha imputado a los tres últimos tesoreros del PP -Lapuerta, Sanchís y Bárcenas-.
Ante esta situación, Rajoy convocó para esta semana a la Junta Directiva del PP, un órgano amplísimo (cerca de 600 personas). La idea es dar imagen de unidad y solidez ante las sospechas de financiación ilegal del PP. Con actuaciones como esa se puede recuperar terreno ante la opinión pública, pero el problema está ahora en el juzgado, un sitio donde últimamente desembocan, con frecuencia, las cuitas de los políticos. El PP va a tener que depositar en la Audiencia Nacional la contabilidad del partido, y pueden ser llamados a declarar las empresas que presuntamente aportaron fondos a la organización.
No guarda coherencia la explicación oficial sobre Bárcenas (se enriqueció con actividades privadas; tenía negocios al margen del PP) con la actitud de Rajoy, evitando nombrar al ex tesorero y rechazando la posibilidad de querellarse contra él. El resto de dirigentes evitaron en las últimas semanas nombrar al presunto autor de los papeles más comprometedores que se filtraron sobre la cúpula de un partido en toda la etapa democrática. La apariencia -no afirmo que sea la verdad-es que Bárcenas tiene informaciones muy sensibles sobre los altos responsables de la sede de Génova, y para evitar entrar en delicadas concreciones, el PP niega la mayor.