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Juan Neira

LARGO DE CAFE

EL HONOR DEL BIPARTIDISMO

Continúa el carrusel de declaraciones, o más bien descalificaciones, en torno al cobro de dietas de los diputados por viajar y comer. Alfonso Román continúa muy activo en la polémica desde que los socialistas sacaron a relucir que cobraba por desplazarse desde Tapia de Casariego (más de 130 kilómetros), cuando en realidad pernoctaba en Oviedo, a unos cientos de metros del Parlamento. En la víspera, el PSOE manifestó que el grupo parlamentario del PP carecía de la mínima dignidad necesaria para desenvolverse en la vida pública, al recibir unas dietas por desplazamientos fingidos. Román les devolvió el golpe, tachando de indignos a los socialistas por el “caso Renedo”, la gestión del Niemeyer, y la peripecia del ex alcalde de Cudillero, Francisco González. Según Román, los socialistas no están autorizados para hablar de dignidad. En las declaraciones volvió a despacharse a gusto con el presidente de la Cámara, Pedro Sanjurjo, a quien el PP acusa de filtrar los datos sobre las dietas.

Desconozco quien dio a conocer los pormenores sobre los ingresos que tienen los diputados por desplazarse a trabajar desde su domicilio. En cualquier caso, resulta asombroso que se habla de ello como algo trasgresor, cuando lo más natural es que los asturianos conozcamos con todo lujo de detalles las nóminas de los cargos públicos, porque para eso les pagamos el sueldo. O se está por la transparencia o se opta por la opacidad que es la llave para las actuaciones irregulares. Apelar a la dignidad es un exceso retórico, ya que en los dos grandes partidos españoles, PSOE y PP, han ocurrido demasiadas cosas en el último cuarto de siglo como para hacer suyo el discurso calderoniano del honor y la dignidad. Por duro que resulte decirlo, el comportamiento ético de la clase política está bajo mínimos.

A la facilidad con que cobran por ir a trabajar (auténtico privilegio entre los casi 400.000 trabajadores que hay en la región) se añade, en el caso de los diputados, la dificultad para ver el fruto de su trabajo. A los amplios periodos vacacionales hay que añadir la nula producción legislativa y las escasas preguntas al presidente del Gobierno. Para disimular tanta vaciedad, realizaron en los últimos meses un simulacro de comisión de investigación, con breves interrogatorios a los protagonistas del “caso Renedo”. Y ahora montan la guerra del kilometraje.

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por JUAN NEIRA

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