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Juan Neira

LARGO DE CAFE

EL BIENESTAR DE LOS ESCAÑOS

Continúa la tormenta de ideas sobre los sueldos de los parlamentarios por comer y viajar. Mercedes Fernández ha propuesto que los pluses por manutención y kilometraje (en casi todos los casos exceden de los 1.000 euros mensuales) no se entreguen a los diputados, sino a los grupos parlamentarios para que los administren en función de las circunstancias de cada miembro del grupo.

A los ciudadanos, sufridos contribuyentes del Principado, les importa poco que el dinero vaya directamente a la cartera de los diputados o pase por el filtro de los grupos parlamentarios. La factura a pagar con nuestros impuestos es la misma en los dos casos. Puestos a matizar, me parece que es más transparente el envío del dinero a los miembros de la Cámara que la entrega a la dirección del grupo. Si se optara por esta última forma, los diputados perderían parte de la escasa libertad que tienen frente a los aparatos partidarios, ya que en esta región tenemos una larga experiencia de lo importante que resulta el control de la chequera. No digo que Mercedes Fernández esté pensando en realizar maniobras espurias, pero se crearían las condiciones para que cualquier grupo gestionara de forma interesada los fondos.

No tiene sentido que se prolongue la discusión sobre los pluses alimenticios y el cobro por kilometraje, ya que deben ser suprimidos. 35.000 funcionarios del Principado abonan sus gastos por desplazamiento y se pagan desayuno, comida y cena con su dinero. La idea de cobrar por ir a trabajar es propia de una casta de privilegiados. En una región con 114.000 parados es un escándalo que los diputados reciban 933 euros por comer, cuando la mitad de las familias no disponen de esa cantidad para el presupuesto mensual. En el momento de mayor sensibilidad social sobre los excesos de los políticos, la Junta General del Principado abre un largo debate sobre el cobro por desplazarse e ingerir calorías. Este curso parlamentario va a quedar marcado por las distintas alternativas que se conceden los diputados, a si mismos, para ganar lo mismo que antes, pero en conceptos más presentables. Una inmensa aportación al bienestar general. Luego dirán, con aplomo, que trabajan para resolver los problemas de la sociedad. Las pancartas de los manifestantes van cargadas de epítetos sobre los políticos. Y ellos no son conscientes de que están jugando con fuego.

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por JUAN NEIRA

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