Según un estudio de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea), Asturias terminará 2013 con un déficit por debajo del 0,7%, techo fijado para las comunidades autónomas. Los investigadores de Fedea hacen las previsiones contemplando distintos escenarios según la recaudación fiscal. En el caso más optimista, el Principado finalizará el ejercicio con un déficit del 0,3%. Con una bajada de ingresos del diez o el veinte por ciento, el déficit oscilará entre 0,4% y 0,5%. Sólo en el caso de una fuerte caída de la recaudación, el déficit se colocaría en el 0,7%. En todos los escenarios Asturias cumpliría con el objetivo exigido a los gobiernos autónomos. Sólo se prevé que Castilla y León reduzca el déficit una décima más que Asturias. En el otro lado de la balanza están Valencia y Baleares, con una expectativa de déficit superior al 3%, más del cuádruple de lo exigido.
El Principado camina hacia el equilibrio total de las cuentas, lo que supone un hecho muy relevante. Si todas las administraciones hubieran hecho lo mismo se podría relanzar la economía sin miedo a generar una deuda inmanejable. Es absurdo que el Gobierno asturiano solicite una elevación del techo del déficit para 2013, porque puede estar por debajo del 0,7%, sin hacer esfuerzos especiales. Aunque no sea un hecho muy significativo, los dos primeros meses del año se cerraron con un superávit de 61 millones de euros.
El estudio de Fedea arroja conclusiones mucho más pesimistas con respecto al pelotón de las diecisiete regiones, al estimar que el conjunto de las cuentas autonómicas finalizará el año con un déficit del 1,4%, doble de lo previsto. Según Fedea, la clave está en los ingresos inflados (no entiendo porque no los llaman, “ingresos ficticios”), al presupuestar una recaudación desorbitada en algunos tributos, especialmente, en Transmisiones Patrimoniales y Actos Jurídicos Documentados. Para remediar la situación, los investigadores de Fedea proponen reformar los tributos, quitando las deducciones, porque “España tiene una de las presiones fiscales más bajas de Europa”. ¡Qué decepción! No podía imaginar que un lobby de economistas tan sesudos tomara prestado del discurso político el mantra de la baja presión fiscal. La presión fiscal es baja en España porque hay seis millones de parados, no porque la carga fiscal individual sea leve.