Guillermo Martínez considera que debe exigírseles a todas las comunidades autónomas el mismo objetivo de déficit público. Esa fue la norma seguida hasta ahora, con independencia de que unas partieran de economías más saneadas que otras. El consejero de Presidencia teme que la opción del déficit a la carta, preconizada por Cataluña, Valencia, Murcia o Baleares, se concrete en recortar más el déficit en las regiones que cumplieron con el ajuste y en poner límites amplios para las regiones antes citadas, que trasgredieron las pautas marcadas por el Ejecutivo de Rajoy. De ser así, la reactivación económica asturiana quedaría aplazada.

Monago, presidente de Extremadura y dirigente del PP, dijo que las regiones que piden techos de déficit específicos para cada territorio tienen el arco, pero que él “tiene las flechas”. Una forma de aludir al lobby que forman las comunidades del Este (arco mediterráneo), que se caracterizan por tener mucha población, poder político, mala digestión de las minusvalías del ladrillo y unas cuentas descompensadas. Ignacio González, presidente de Madrid, también criticó la posición de las regiones del “arco”, ya que algunas de ellas como Valencia y Murcia, terminaron 2012 con unos déficit, iguales o superiores al 3%.

La polémica se inició cuando Cristóbal Montoro sugirió que no debe haber un objetivo compartido para todas las regiones, pudiendo terminar el año con déficit diferentes. Ya se había referido a ello el consejero de Economía de la Generalitat catalana, al negarse a estrechar la diferencia de gastos e ingresos por debajo del 2%, alegando que dañaría a los servicios públicos. Sin embargo, Castilla-La Mancha y Extremadura hicieron un esfuerzo mucho mayor, sin pedir un trato diferencial. Asturias rebajó el déficit en más de 600 millones de euros, sin demandar nada a cambio. El debate será largo y estamos en el momento de fijar posiciones. Es obligado que el presidente asturiano lance un mensaje claro y razonado a la opinión pública. Nos tienen que oír al otro lado del Pajares. Monago e Ignacio González son miembros del PP y no tienen reparos en llevar públicamente la contraria a Cristóbal Montoro. Por encima de la obediencia de partido está la lealtad al territorio. Javier Fernández tiene las manos más libres que nadie, así que debe levantar la voz para defender los intereses de Asturias.