Javier Fernández hace balance del primer año de gobierno, destacando la estabilidad institucional y la política social como los principales logros de este periodo. El presidente del Principado afirma que el alto nivel de paro es el lunar de su mandato y considera que mientras no cambie Rajoy de política será muy difícil salir de la atonía económica. El jefe del Ejecutivo descarta hacer cambios en el Gobierno.
La estabilidad institucional acompaña al presidente desde la sesión de investidura, cuando IU y el diputado de UPyD unieron sus votos a los diputados socialistas para hacerlo presidente. Javier Fernández negoció un pacto de legislatura con Ignacio Prendes y convirtió a IU en socio preferente. De esta forma el Gobierno socialista tuvo viabilidad parlamentaria, pese a los recortes aplicados en todas las áreas, y pudo sacar adelante un presupuesto nuevo para 2013. La formación de una alianza tripartita (PSOE-IU-UPyD) con 23 diputados es la clave del mandato, permitiendo hacer el ajuste fiscal con bajo coste político y ganando una tras otra las votaciones en el Parlamento. La estabilidad política es su gran logro. Siempre hay excepciones, como la reprobación parlamentaria a Esther Díaz.
La política social no ha sido la faceta más brillante de este primer año, porque hubo una larga huelga de médicos que nunca se hubiera producido si la Consejería de Sanidad hubiera renunciado a instaurar una medida inédita en toda la sanidad española: la obligación de recuperar horas de trabajo tras una guardia de 24 horas. La gestión en los servicios sociales también deja mucho que desear con el pago del salario social a los 19 meses de solicitarlo y con el trasvase de prestaciones a los ayuntamientos que llevan sobre sus hombros la carga abandonada por Rajoy. En la gestión de la política social el Principado tiene mucho que mejorar.
Javier Fernández busca una alianza de territorios para defender una misma postura en el debate sobre la financiación autonómica. El presidente no quiere perder “ni un euro”. Más de una vez hemos defendido esa tesis, así que se trata de un objetivo acertado que va a poner a prueba otra asignatura pendiente del primer año de Javier Fernández: hacerse oír fuera de Asturias. No hace falta ser un estadista para lograrlo, basta con copiar a Monago. También valen otros modelos, menos quedarse encerrado en el despacho.