Francisco González, jefe del PSOE de Cudillero, considera que la mejor solución al atolladero en que ha metido el Partido Socialista al Ayuntamiento es la convocatoria de elecciones municipales anticipadas. Avala la solución propuesta con una afirmación contundente: volvería a ganar los comicios el PSOE. No obstante, Quico cree que se verá abocado a negociar con todos los concejales del grupo, porque teme que será muy difícil convencer a alguno de ellos para que asuma el cargo de alcalde.

Hace unos días, Jesús Gutiérrez, número dos del socialismo asturiano, dio una rueda de prensa para felicitarse de lo alto que había puesto la FSA el “listón ético y político”, tras conseguir que Francisco González entregara su acta de diputado al pesar sobre él una imputación penal que lo envía al banquillo de los acusados. Como se puede ver, las exigencias de Gutiérrez distinguen entre cargo institucional (incompatible con la imputación) y responsabilidad partidaria (compatible). Quico perdió su escaño pero sigue siendo el jefe del PSOE de Cudillero. Con él va a tener que negociar Gutiérrez para resolver el embrollo creado. La responsabilidad es de la Ejecutiva de la FSA que dio el visto bueno a la propuesta de la agrupación pixueta, convirtiendo en alcalde a un señor que no iba en la lista, tras negarse todos los miembros de la candidatura a asumir la Alcaldía. Como no es creíble que cada concejal tomara libremente esa decisión hay que pensar que la cascada de renuncias formaba parte de un plan ideado en la agrupación de Cudillero para hacer alcalde a Ignacio Fernández. Todo marchaba a la perfección: la docilidad de los concejales, la jovial disposición de Ignacio Fernández y el discurso de la normalidad de la FSA. Hasta que el Tribunal Constitucional acabó con el artificio, desalojando a Ignacio Fernández de la Alcaldía.

Estamos ante un problema creado artificialmente, ya que en cualquier ayuntamiento cuando dimite el alcalde le sucede el concejal que va detrás en la lista. Así será, a la postre, en Cudillero. Lo que queda por explicar es qué se escondía detrás del plan ideado en la agrupación y la razón que llevó a la todopoderosa FSA a plegarse ante la estrategia del núcleo dirigente de Cudillero, pese a saber que era una solución antidemocrática y dudosamente legal. Dar a conocer la verdad elevará el listón ético y político de Gutiérrez.