La lectura de los indicadores económicos evidencia que nos han robado la primavera. Lluvia, granizo y frío sobre la industria, el mercado inmobiliario, el comercio, el transporte, las minas, la venta de coches, el turismo, las exportaciones y el consumo. La nieve borra las huellas del empleo. En los mapas del tiempo, la borrasca que hay instalada en España tiene su centro en nuestra región. Los perfiles más duros de la coyuntura se dibujan en Asturias.
Cuando en las regiones mediterráneas se atisban síntomas esperanzadores sobre la recuperación del mercado inmobiliario, debido a las compras de ciudadanos procedentes del este de Europa, en nuestra tierra la venta de pisos desciende el 22,1%, en el mes de abril. Lo mismo ocurre con la venta de automóviles, al decrecer el 11,6% en mayo. Al desmantelamiento del sector de la construcción, con sólo un tercio de los puestos de trabajo que había al inicio de la crisis, se ha sumado la crisis generalizada en el sector industrial. En el mes de abril, mientras el índice de producción industrial crecía el 7,3% en España, en Asturias disminuía el 7,2%. En las minas la producción está bajo mínimos (dicen que en Hunosa se han extraído 100.000 toneladas menos que el pasado año por estas fechas). En el turismo somos el farolillo rojo, y el comercio y el transporte presentan los índices más bajos de actividad en mucho tiempo.
TORMENTA
Los males económicos se paliaban en los dos últimos años con la exportación, pero en el primer semestre del presente curso las exportaciones asturianas cayeron el 16,6%: el mayor descenso de las 17 comunidades autónomas. Y el dato definitivo: el mejor mes de mayo de la historia para el empleo en España tuvo su contrapunto en el peor mes de mayo registrado en la región. Ante este pavoroso cuadro de cifras algunos hablan de tormenta perfecta y otros, simplemente, nombran a Asturias.
En los primeros años ochenta del siglo pasado, se decía que en nuestra comunidad autónoma se desarrollaba la “crisis de las crisis”, porque todos los sectores de actividad (energía, siderurgia, naval, bienes de equipo, ganadería) amenazaban ruina. En la actualidad, la crisis regional no se debe tanto a la pérdida de competitividad de los distintos sectores, como ocurrió en aquellos años ochenta con el cambio de precios relativos en las materias primas, como al comportamiento de la banca y de las administraciones.
Hay aspectos, como la sequía del crédito, que se dan igual en Asturias que en el resto de España, ya que el mercado bancario es homogéneo. La atonía de las exportaciones deriva del escaso empuje europeo. Nos pasamos la vida maldiciendo-envidiando a Alemania, y el país líder europeo sólo crece a ritmos de 0,1% de PIB.
ESTADO
Existen algunos rasgos diferenciales entre lo que ocurre en Asturias y en otras regiones. La caída de la actividad se explica en buena medida por el comportamiento de las administraciones. El ajuste del Gobierno central es espectacular en Asturias. A la desventaja de ser una región que sólo cuenta con un millón de habitantes se suma la de tener un gobierno que no es del Partido Popular. Dentro de la Península somos la región distinta, porque las demás están gobernadas por el PP, excepto Cataluña y País Vasco, que están defendidas por el escudo del nacionalismo, y Andalucía, que aunque mantiene el sello socialista, tiene las ocho capitales de provincia en manos del PP.
Dos asuntos de diferente naturaleza muestran la retirada del Estado: el abandono de las obligaciones sociales, con mengua de fondos generalizada, hasta el punto de que en año y medio las aportaciones quedaron reducidas a la tercera parte, y el escándalo de la alta velocidad. Soy consciente de que el engaño en las laderas de Pajares empezó con la ministra socialista, Magdalena Álvarez, que cambió el proyecto y las obras se empantanaron. El actual Gobierno no hizo nada por cambiar la situación. La alta velocidad asturiana es un mero enunciado, con el trayecto León-Gijón reducido a ficción, poniendo en riesgo la llegada de 400 millones procedentes de Europa, y con los anuncios de inminentes licitaciones para equipar los túneles que dieron paso a la rebaja final: un solo túnel y con tráfico mixto.
PRINCIPADO
El Principado también tiene su cuota de responsabilidad en que la primavera asturiana se haya convertido en invierno. La inversión se retrasa (para las empresas constructoras el retraso es letal), los planes de empleo van con más parsimonia que los cursos de formación, y en los servicios sociales no juega el papel de sustituir al Estado, pese a las promesas realizadas. Con la caída de la inversión y del gasto social el consumo se retrae. A todo ello hay que sumar la mala relación con los ayuntamientos gobernados por otros partidos, así que el área central asturiana no vive su época más brillante en colaboraciones institucionales y sinergias entre administraciones.
De sus declaraciones se desprende que el Gobierno regional tiene la atención puesta en otros asuntos: el déficit público asimétrico, la financiación autonómica y el establecimiento de impuestos. Son cuestiones muy importantes, que en modo alguno hay que olvidar, pero dan una idea de que las preocupaciones están centradas en cómo sacar más recursos de los ciudadanos y cómo lograr que llegue más dinero de Madrid. La reactivación del sector privado y el aumento de la renta disponible de los ciudadanos no están entre las prioridades.