En la Junta General del Principado el mes de julio es, tradicionalmente, un mes vacacional. Al igual que los alumnos dejan de ir al colegio, los diputados no se acercan al Parlamento. Para los asuntos urgentes está la Diputación Permanente, pero como en Asturias todas las cuestiones admiten dilación, el órgano parlamentario de guardia no se reúne ni se convoca. Con tantas festividades -San Fermín, la Virgen del Carmen, Santiago y cierra España- resulta estrafalario ocupar los escaños y empezar a discutir sobre la sanidad o la educación, porque como los recortes al Estado del Bienestar son imparables, no vaya a ser que encima quede dañado el bienestar de los diputados. Además, qué sentido tiene acudir a la Junta General del Principado en tarde de playa, si las dietas por desplazamiento y comida están aseguradas aunque estén cerradas a cal y canto las puertas de la institución. En julio, los gobiernos trabajan y los ayuntamientos siguen con su actividad diaria, pero los parlamentarios, cansados de tanta tensión en los escaños, disfrutan del bien ganado derecho a la siesta. En julio quedan de vacaciones los diputados, en agosto todos los políticos (así que los diputados, también), y al llegar la festividad de la Virgen de Covadonga los parlamentarios sacan los ternos de los armarios para oír los discursos de la sesión institucional del Día de Asturias, tras dos meses largos de ocio.

Como no todo puede ser beneficioso, las vacaciones parlamentarias conllevan el cierre del bar de la Junta General del Principado, así que las libaciones salen mucho más caras en verano que en invierno.

Este singular calendario laboral se incumplió el pasado año, cuando el mes de julio se declaró hábil para el trabajo parlamentario. En las fotos, las caras aparecían más serias. Este año se discute si vuelve el calendario laboral tradicional o si tiene que seguir la rutina de los plenos y las comisiones a lo largo del mes de julio, como si nuestros representantes hubiesen suspendido el examen de junio. Foro, PP, IU y UPyD dicen que hay mucho trabajo pendiente, mientras que el PSOE guarda silencio. Entre la tarea acumulada hay asuntos en los que se juega el futuro de la región, como las dietas por comer y viajar de los propios diputados. Espero que al final se imponga la responsabilidad de Estado y el Parlamento siga abierto. Es una cuestión de vergüenza.