Había gran interés por conocer los planes de empleo del Principado, como corresponde a una región que con algo más de un millón de habitantes tiene 122.700 desempleados. En el primer semestre de la legislatura (desde junio de 2012 hasta finalizar el año) no hubo iniciativas sobre el empleo por parte del Gobierno regional. En esos meses, las energías del Principado se dirigieron a consensuar con el Gobierno central el plan económico-financiero y a aplicar el ajuste sobre el gasto, siguiendo las directrices de Rajoy, para terminar el ejercicio con 1,06% de déficit público.
El presupuesto de 2013 abordaba, por primera vez, la cuestión del empleo. Por inexplicables razones, el Ejecutivo regional dejó correr los primeros meses del ejercicio sin activar las partidas del empleo, pese a sufrir Asturias el mayor crecimiento del paro, en términos relativos, de toda España. El escalofriante dato de la EPA (122.700 parados) disparó las alarmas y los socios del Gobierno (IU, UPyD) y los sindicatos pidieron que se pusieran en práctica los planes contenidos en el presupuesto y respaldados por el acuerdo de concertación social.
El Principado destina 18,7 millones de euros para financiar la contratación de mayores de 45 años y un programa de becas y contratos en prácticas para jóvenes. Para el conjunto de la legislatura se dedican a políticas de empleo 48 millones, una cantidad manifiestamente escasa dada la magnitud que ha tomado el problema, y teniendo en cuenta que a lo largo del mandato el Ejecutivo movilizará más de 11.000 millones. Más importante es señalar que de los 48 millones sólo una parte va para planes de empleo, adjudicándose el resto para ofertas de formación. Sin negar que la formación es una cuestión importante para mejorar la empleabilidad de la mano de obra, lo cierto es que en Asturias hay muchos cursos de formación, que son objeto codiciado de centrales sindicales y patronal, y que lo más necesario ahora es dar trabajo a parados de larga duración, miembros de familias con todos los miembros en paro, jóvenes que no se han estrenado en el mercado laboral, etcétera.
LA REBAJA
De los 18,7 millones de euros que forman la tarta regional del empleo, el Principado ha destinado 2,9 para Gijón. La ciudad más grande de Asturias, donde viven el 28% de los desempleados de la región, recibe el 15,6% de la dotación para planes de empleo. En esta materia no cabe hacer distinciones entre municipios, porque el drama del paro no entiende de geografías, así que la distribución de recursos debería ser proporcional al número de desempleados, siempre que los ayuntamientos hubieran solicitado la ayuda. La asignación aplicada es tan extraña sólo se puede entender por razones políticas o de partido, que están detrás de todas las decisiones en esta tierra.
Ante el crecimiento del paro, el Ayuntamiento de Gijón había aprobado su propio plan de empleo, consensuado con la Fade, UGT y CCOO. Se invitó al Principado a cofinanciarlo, recibiendo la callada por respuesta. A día de hoy hay 80 contrataciones, realizadas en septiembre del pasado año, otros 100 trabajadores con cargo a los presupuestos de 2013, y 100 más de un programa destinado a contratar a personas de familias con todos sus miembros en paro. Todo ello financiado por el presupuesto municipal, con una cuantía global de cuatro millones de euros.
A todo lo anterior hay que añadir que el Ayuntamiento también dedicará 1,2 millones para cofinanciar el plan regional. El Principado, con un presupuesto abrumadoramente superior, aporta menos dinero que el Ayuntamiento para los planes de empleo en Gijón durante el presente año. Es la primera vez que se da esta circunstancia en toda la etapa autonómica. Para poder valorar las cifras en juego, digamos que el último Gobierno socialista, presidido por Álvarez Areces, aportó 32 millones para los planes de empleo en Gijón.
INVERSIÓN
Llueve sobre mojado en todo lo referente a los recursos que destina el Gobierno de Javier Fernández a Gijón. En el presupuesto de 2013, de 374 millones asignados a inversión, a Gijón le correspondieron tres millones: 0,6 para la programación cultural de la Laboral, 0,9 millones para reparar los tejados de tres institutos, y 1,6 millones del canon de saneamiento. Una ciudad que concentra más del 26% de la población asturiana recibe el 0,8% de la inversión regional. Volvamos a poner el ejemplo del último gobierno socialista de Álvarez Areces: 100 millones en inversión para Gijón.
Si ponemos la mirada en los servicios sociales, ocurre lo mismo. El Ayuntamiento financia el 63% del gasto, ante el bloqueo del salario social por parte de la Consejería de Bienestar Social. El Ayuntamiento destina 1,6 millones más de recursos a necesidades sociales que en 2012.
Parece que los planes de empleo, reactivación económica y asuntos sociales se han municipalizado, ante el vacío dejado por el Gobierno de Javier Fernández. El comportamiento del Principado sólo se explica porque el Ayuntamiento de Gijón está en manos de Foro. Así de simple. Si Carmen Moriyón tuviese carné socialista estaríamos hablando de cantidades muy distintas. La enfermedad del sectarismo contamina la vida política asturiana. Es un mal que viene de antiguo. El problema para el Principado es que difícilmente puede hablar en nombre de los intereses generales de Asturias discriminando a Gijón.