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Juan Neira

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ASTURIAS Y CATALUÑA, DOS VENTANILLAS

Al igual que el pasado año, el Principado, tras largo y fingido suspense, ha decidido picar a las puertas del Ministerio de Hacienda para solicitar dinero del Fondo de Liquidez Autonómica (FLA). En este asunto coinciden los intereses del Gobierno central y del Ejecutivo autonómico: Montoro quiere que todas las regiones dependan de su bolsa de crédito y Javier Fernández necesita que Madrid le preste dinero porque los bancos sólo abren el grifo para cantidades discretas. Para ejecutar el presupuesto de 2013 el Principado necesita aumentar su endeudamiento en 396,5 millones de euros, de los que 216 provendrán del FLA, 103,75 de intermediarios financieros (BEI, BBVA, Caja Rural) y 76,5 de fondos adicionales del FLA que están pendientes de aprobación por el Ministerio de Hacienda. Al igual que en 2012, el Gobierno asturiano recurrirá a financiación mixta, pública y privada, para financiar sus inversiones y gastos. No es una decisión libre, sino un puro condicionante de la coyuntura, ya que ni el ministro de Hacienda tiene previsto prestarle 396 millones ni los bancos están dispuestos a arriesgar tanto dinero en una sola operación crediticia.
En estos datos hay dos cuestiones implícitas. La primera tiene que ver con el agravio comparativo que sufre Asturias cuando quiere financiarse con fondos del Estado. Nuestra región sólo tiene derecho a recibir un poco más de 200 millones, mientras que Cataluña ve premiado su desafío independista con 9.500 millones. Cataluña tiene siete veces más de habitantes y recibe cuarenta y cinco veces más de dinero. Indigna que esta crítica sea frecuentemente contestada con argumentos burocráticos o administrativos, diciendo que el FLA se configuró para facilitar determinadas necesidades financieras de las comunidades autónomas, como si esa elección fuese inocente, como si no se hubiera perfilado para satisfacer las necesidades concretas de Cataluña y Valencia.
La segunda cuestión tiene que ver con el endeudamiento. Si comparamos los datos de Asturias, con los de Cataluña, nuestra posición es más que desahogada (la deuda catalana supera los 50.000 millones y la de Asturias apenas rebasa los 2.600), pero si analizamos aisladamente nuestra cifra de endeudamiento no estamos como para tirar voladores. Triplicamos nuestra deuda en cuatro años. La curva de crecimiento es preocupante.

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por JUAN NEIRA

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