La Plataforma por la Democracia en Cudillero pide que se forme una gestora en el Ayuntamiento. La demanda es excepcional, en consonancia con la situación creada tras la sentencia del TC anulando la investidura como alcalde de Garay por haber renunciado anteriormente a ser titular de la Alcaldía. Una opción para abandonar el marasmo en que colocó el PSOE a la corporación municipal, como también lo es la convocatoria anticipada de elecciones. Los mecanismos habituales para resolver crisis municipales no valen para salir del atolladero. La oposición está en minoría, así que si un concejal de Foro o PP intentara ser investido como alcalde contaría con el voto negativo de los socialistas, que es mayoritario en la corporación. La hipotética moción de censura del PSOE a un alcalde del centro-derecha tampoco sería posible porque todos los concejales socialistas hicieron expresa renuncia a la Alcaldía, así que ninguno está habilitado para ser propuesto como alcalde. Las dos alternativas extraordinarias, gestora o elecciones, también tienen dificultades para abrirse paso, ya que la gestora exige que la mitad de los concejales haya entregado el acta (supuesto que no se da) y el adelanto electoral requiere de la preceptiva petición del Principado y la aprobación del Consejo de Ministros. Imagino que si los socialistas descartasen la convocatoria electoral, el Principado no haría ninguna petición al Gobierno de España. Tal vez con un criterio amplio la gestora pudiera abrirse paso, pero esa es una materia para juristas.
En todo este carajal metieron los socialistas, ellos solitos, a Cudillero. Tenían una mayoría absoluta para gobernar en el mandato, pero empezaron a hacer cosas raras, como las dimisiones consecutivas de dos alcaldes, y terminaron por retorcer la legalidad al renunciar todos los concejales a suceder al último alcalde dimisionario, una maniobra turbia que sólo tenía por objeto convertir en regidor a un empleado municipal que no era miembro de la corporación. Hay que retroceder hasta la historia de Roma para encontrar arbitrariedades semejantes. Siendo chocante el proceder de la dirección socialista de Cudillero, lo que resulta insólito es que los mandamases de la FSA (Javier Fernández, Jesús Gutiérrez) aprobaran la maniobra. Al grano: ¿por qué ese santo temor de la FSA a Francisco González?