Hoy declaran en la Audicencia Nacional, ante el juez Pablo Ruz, los exsecretarios generales del PP, Álvarez-Cascos y Javier Arenas; mañana será la actual secretaria general, Dolores de Cospedal, quien conteste a las preguntas del magistrado. Los tres han sido citados, en calidad de testigos, para aclarar dudas sobre la financiación del PP, tras las impactantes declaraciones, acompañadas de pruebas, del ex tesorero Luis Bárcenas.
El “caso Bárcenas” polariza la atención nacional desde las primeras semanas de febrero, cuando salieron publicados los “papeles de Bárcenas” en los que aparecen registrados los sobresueldos que recibía la cúpula del partido y las donaciones que hacían grandes empresas al PP. Los sobresueldos fueron recibidos con titubeantes declaraciones por parte de los principales cargos del PP; al principio, se propaló la versión de que Rajoy y De Cospedal no habían recibido dinero, porque se trataba de una práctica antigua, propia de tiempos anteriores (Aznar, Fraga) a la actual dirección del partido. Según esa teoría, Rajoy y De Cospedal no sólo no habían recibido un euro, sino que habían limpiado la contabilidad del PP de vicios perniciosos. El rastreo de los apuntes contables entregados por Bárcenas al juez desmontó tan piadosa interpretación: ambos habían recibido dinero hasta el año 2010. La fecha es muy importante, porque ante hipotéticas responsabilidades fiscales todo lo que sucedió antes de 2007 carece de interés para la Justicia. Mientras unos callaban y otros negaban, Álvarez-Cascos dio a conocer públicamente los sueldos que había recibido cuando militaba en el PP, reflejados en sus declaraciones anuales del Impuesto sobre la Renta, según manifestó. Todos anteriores a 2007. Cobrar un sueldo del partido para el que se trabaja, como complemento de la remuneración del cargo público, es una práctica absolutamente legal.
Mucho más llamativo que los sobresueldos son las “entradas” en los papeles de Bárcenas: aportaciones de empresas que tenían contratos con administraciones gobernadas por el PP. Pues bien, guste o disguste, esa actuación irregular no se contempla en el Código Penal. Como estamos hablando de declaraciones en un juzgado, resulta que no hay materia. Otra cosa es el debate político. Con esas premisas, cabe pensar que lo más importante de la comparecencia es la foto.